LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 6, 51-58
En aquel tiempo,
dijo Jesús a los judíos:
-- Yo soy el pan
vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el
pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.
Disputaban los
judíos entre sí:
-- ¿Cómo puede éste
darnos a comer su carne?
Entonces Jesús les
dijo:
-- Os aseguro que si
no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en
vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo
resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es
verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en
él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el
que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el
de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá
para siempre.
HOMILÍA
Cuenta el místico árabe Sa´di que un hombre que paseaba por
el bosque vio un zorro que había perdido sus patas, por lo que el hombre se
preguntaba cómo podría sobrevivir. Entonces vio llegar a un tigre que llevaba
una presa en su boca. El tigre ya se había hartado y dejó el resto de loa carne
para el zorro. Al día siguiente Dios volvió a alimentar al zorro por medio del
mismo tigre. El hombre comenzó a maravillarse de la inmensa bondad de Dios y se
dijo a sí mismo: “Voy también yo a quedarme en un rincón confiando plenamente
en el Señor, y éste me dará cuanto necesito.
Así lo hizo durante muchos días; pero no sucedía nada y el pobre hombre
estaba casi a las puertas de la muerte cuando oyó una Voz que le decía: “ ¡Oh,
tú, que te hallas en la senda del error, abre tus ojos a la Verdad! Sigue el
ejemplo del tigre y deja ya de imitar al pobre zorro mutilado.
Hoy celebramos el domingo del Corpus. Hoy recordamos que
Cristo se entrega por todos nosotros, que se quiso quedar para siempre con
nosotros a través de su cuerpo y de su sangre, para ser nuestro alimento y
nuestra fuerza.
Por eso hoy celebramos el día del amor fraterno, porque si
Cristo nos amó hasta el final, así debemos amar nosotros, porque no podemos
conformarnos con ser como el zorro mutilado, sino como el tigre. Todos nosotros
tenemos la capacidad de amar, por eso nos pide Cristo que lo hagamos, que nunca
nos cansemos de hacerlo, como él no se cansa de hacerlo con nosotros.
FELIZ DOMINGO DEL CORPUS Y QUE DIOS OS BENDIGA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario