martes, 31 de diciembre de 2013

Despedimos un año y saludamos con alegría el nuevo año

Termina ya este 2013 y lo hace de una manera diferente de cómo empezó, en un lugar distinto, rodeado de gente distinta.
Dicen que los cambios son buenos, y en mi caso puedo decir que si bien mejorar lo que tenía era difícil, por lo menos este cambio lo ha igualado. Cada vez que me dicen, ¿cómo estas?, no puedo decir otra cosa que muy bien.
Durante este año he dejado atrás a gente a la que he querido y quiero mucho, personas que me han dado su amistad y su amor de manera incondicional, y las cuales siempre tendrán un pedacito de mi corazón reservadas para ellas.
También durante este año, han llegado a mi vida personas nuevas, que rápidamente se han ganado mi cariño y mi amor de la mejor manera posible, entregándome también el suyo. Ha sido fácil empezar en Almuñécar, y espero que este año que comienza venga cargado de momentos tan felices y tan especiales como este que termina.
Puedo decir en definitiva que soy una persona muy afortunada. Dios, que me escogió un día porque quiso, no porque fuera mejor que nadie, me ha ido cuidando y mimando sobre manera. Me regaló una familia increíble, que poco a poco ha ido aumentando. Y me ha regalado durante estos once años de sacerdocio otras familias con las que me he sentido siempre como en casa.
Ha habido momentos duros y difíciles, eso está claro, pero no quiero empezar el año acordándome de ellos, porque lo único que nos hace vivir en la felicidad de Dios son las cosas que nos hacen felices a nosotros.
Que este año venga cargado de momentos felices, y que seamos capaces de pasar los difíciles unidos siempre en el amor de Dios, que es la mejor manera de superarlos.
QUE DIOS OS BENDIGA A TODOS EN ESTE AÑO 2014.

FELIZ AÑO NUEVO

domingo, 29 de diciembre de 2013

DOMINGO DE LA SAGRADA FAMILIA

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 2, 13-15.19.23
Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:
--Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.
José se levantó, cogió al niño y a su madre de noche; se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes; así se cumplió lo que dijo el Señor por el Profeta: “Llamé a mi hijo para que no saliera de Egipto”.
Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo:
--Levántate, toma al niño y a su madre y vuélvete a Israel; ya han muerto los que atentaban contra la vida del niño.
Se levantó tomó al niño y a su madre y volvió a Israel. Pero al enterarse que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes tuvo miedo de ir allá. Y avisado en sueños se retiró a Galilea y se estableció en un pueblo llamado Nazaret. Así se cumplió lo que dijeron los profetas, que se llamaría nazareno

HOMILIA
Mi hijo hace poco llegó a este mundo, de manera normal. Pero yo tenía que trabajar, tenía tantos compromisos. 
Mi hijo aprendió a comer cuando menos lo esperaba. Comenzó a hablar cuando yo no estaba.
Mi hijo, a medida que crecía, me decía: "Papi, algún día seré como tú ¿Cuándo regresas a casa, papi?" -"No lo sé, pero cuando regrese jugaremos juntos... ya lo verás".
Cuando mi hijo cumplió los diez años me dijo: "Gracias por la pelota papá, ¿quieres jugar conmigo? -"Hoy no, hijo; tengo mucho que hacer" -"Esta bien papá, otro día será". Se fue sonriendo y siempre en sus labios las palabras: "Yo quiero ser como tú. ¿Cuándo regresas a casa, papá? -"No lo sé, pero cuando regrese jugaremos juntos... ya lo verás"
Mi hijo regresó de la universidad el otro día, hecho todo un hombre. "Hijito, estoy muy orgulloso de ti. Siéntate y hablemos un poco de tu vida". -"Hoy no, papá, tengo compromisos... por favor préstame el auto para ir a visitar a unos amigos".
Ya me jubilé y mi hijo vive en otro lugar. Hoy lo llamé: "Hola hijo, quiero verte" -"Me encantaría papá, pero es que no tengo tiempo... tú sabes, el trabajo, los niños... pero gracias por llamar, fue increíble escuchar tu voz."  Al colgar el teléfono me di cuenta que mi hijo había cumplido su deseo: era exactamente como yo. Y ahora lamento profundamente no haberle entregado mi tiempo cuando él lo necesitaba. Pero ya es demasiado tarde.
Celebramos hoy el domingo de la Sagrada Familia. Recordamos que aquel pequeño hogar de Nazaret debe ser un modelo para todos nosotros. Porque lo que nosotros no le enseñemos a los que vienen por detrás, nadie se lo va a enseñar.
Debemos saber que nuestra sociedad, nuestro mundo, necesita familias como la de Nazaret, donde el amor, el respeto y la felicidad sean sus señas de identidad. Ya que sólo así, podremos construir personas con esos valores, que hoy nuestro mundo no les da, pero sí necesita.
Pidamos al Señor por todas nuestras familias, y sobre todo por aquellas que pasan por malos momentos, que no desesperen y que apoyados en el amor puedan salir adelante como lo hicieron, a pesar de las dificultades, María, José y el niño.

FELIZ DOMINGO Y QUE DIOS OS BENDIGA.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

FIESTA DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 1, 1-18
En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo:
-- Este es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.
HOMILÍA
Hubo una vez un hombre tan harto de ver tantas cosas malas por el mundo, que una Navidad deseó que todo el mundo fuera bueno y tuviera espíritu navideño. Y resultó que, mágicamente, su deseo se vio cumplido. Cuando salió a la calle, todo el mundo parecía feliz y nadie era capaz de hacer mal.
Unos niños tiraron piedras a un perro pero, por el aire, las piedras se convirtieron en nieve; un hombre cruzó la calle despistado, y cuando el conductor sacó medio cuerpo por la ventanilla para gritar algo, le dio los buenos días y le deseó felices fiestas; y hasta una mujer rica que caminaba envuelta en su abrigo de pieles, al pasar junto a un mendigo, cuando parecía que iba proteger aún más su bolso, lo agarró y se lo dio lleno, con todo el dinero y las joyas. Nuestro navideño hombre estaba feliz, pero la cosa cambió cuando fue a pagar en el supermercado. Le atendió aquella cajera que lo estaba pasando tan mal por falta de dinero, y pensó en dejarle de propina lo justo para poder tomarse luego un chocolate caliente, pero antes de darse cuenta, sin saber muy bien cómo, le había dejado de propina todo el dinero que llevaba encima. Y si aquello no le hizo mucha gracia, menos aún le gustó cuando en lugar de ir al gimnasio subió al autobús que iba a la prisión y se pasó un par de horas visitando peligrosos delincuentes encarcelados, y otro par de horas escuchando la pesada charla de una anciana solitaria en el asilo, en lugar de ir a ver una preciosa obra de teatro sobre la Navidad, tal y como había previsto. Molesto por todo aquello, sin saber qué le empujaba a obrar así, empezó a comprobar que todo el mundo tenía aquel perfecto espíritu navideño gracias a que se había cumplido su deseo. Pero igual que él mismo, casi nadie estaba a gusto haciendo todas aquellas justas y generosas cosas. Entonces se dio cuenta de lo injusto que había sido su deseo: había pedido que todos mejoraran, que el mundo se hiciera bueno, cuando él estaba realmente lejos de ser así. Durante años se había creído bueno y justo, pero habían bastado un par de días para demostrarle que era como todos, sólo un poco bueno, sólo un poco generoso, sólo un poco justo... y lo peor de todo, no quería que aquello cambiase.
Hay quien dice que todos somos como ese hombre. También hay locos que dicen que bastaría con que un hombre cambie para cambiar el mundo. Y algunos, mis favoritos, dicen que ya ha llegado la hora de cambiar a ese hombre sólo un poco bueno que llevamos con nosotros a todas partes.
Hoy celebramos que Cristo nace, para que nosotros seamos capaces de pasar de tener buena voluntad, a creer de verdad en la justicia, en la igualdad, en la solidaridad, y llevar a cabo la obra que el nos mandó. Que esta Navidad no pase con buenas intenciones, ni siquiera con buenas obras que no nos salen de corazón, sino de la mala conciencia.
Que esta Navidad convirtamos nuestro corazón en un pequeño refugio, donde todos, sin exclusión, encuentren un lugar cálido que transmita el amor inmenso de Dios por los hombres.

FELIZ NAVIDAD, FELIZ VIDA, FELIZ ENTREGA. QUE DIOS OS BENDIGA.

martes, 24 de diciembre de 2013

NOCHEBUENA

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 2, 1- 14
En aquel tiempo salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero. Este fue el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad. También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret en Galilea a la ciudad de David, que se llama Belén para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaban allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada. En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño.
Y un ángel del Señor se les presentó: la gloria del Señor los envolvió de claridad y se llenaron de gran temor. El ángel les dijo:
--No temáis, os traigo la buena noticia, la gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.
De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
--Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que Dios ama.
HOMILÍA
Cuantas veces, en Navidad hemos elevado nuestras oraciones a Dios. Cuántas veces hemos celebrado la misa del Gallo, y hemos cantado villancicos al niño que nace en Belén. Pero ¿Cuántas veces hemos escuchado lo que Dios quiere que nosotros le pidamos? ¿Cuántas veces hemos vivido la Navidad en plenitud, pasando por encima de fiestas, comilonas y demás parafernalias que rodean estas fiestas?. Creo que esta pequeña historia nos puede dejar entrever cual debe ser nuestra actitud en la Navidad.
“ - Siempre está viva la fe en el corazón de los hombres...
Dijo el sacerdote al ver la iglesia llena. Eran obreros del barrio más pobre de Río de Janeiro, reunidos esa noche con un solo objetivo común: la misa de Navidad. Se sintió muy confortado. Con paso digno, llegó al centro del altar.
- a, b, c, d...
Era, al parecer, un niño el que perturbaba la solemnidad del oficio. Los asistentes se volvieron hacia atrás, algo molestos.
- a, b, c, d...
- ¡Para! - dijo el cura. El niño pareció despertarse de un trance. Lanzó una mirada temerosa a su alrededor y su rostro enrojeció de vergüenza.
- ¿Qué haces? ¿No ves que perturbas nuestras oraciones? El niño bajó la cabeza y unas lágrimas se deslizaron por sus mejillas...
- ¿Donde está tu madre? - insistió el cura. - ¿No te ha enseñado a seguir la misa?
Con la cabeza baja el niño respondió:
- Perdóname padre, pero yo no he aprendido a rezar. He crecido en la calle, sin padre ni madre. Hoy como es Navidad, tenía la necesidad de conversar con Dios. Pero no sé cuál es el idioma que ÉL comprende, por eso digo sólo las letras que yo me sé. He pensado que, allá arriba, ÉL podría tomar esas letras y formar las palabras y las frases que más le gusten.
El niño se levantó.
- Me voy - dijo -. No quiero molestar a las personas que saben tan bien cómo comunicarse con Dios.
- Ven conmigo - le respondió el sacerdote. Tomó al niño por la mano y lo condujo al altar. Después se dirigió a los fieles.
- Esta noche, antes de la misa, vamos a rezar una plegaria especial.
Vamos a dejar que Dios escriba lo que ÉL desea oír. Cada letra corresponderá a un momento del año, en el que lograremos hacer una acción, luchar con coraje para realizar un sueño o decir una oración sin palabras.
Y le pediremos que ponga en orden las letras de nuestra vida. Vamos a pedir en nuestro corazón que esas letras le permitan crear las palabras y las frases que a ÉL le agraden.
Con los ojos cerrados, el cura se puso a recitar el alfabeto. Y, a su vez, toda la iglesia repitió:
- a, b, c, d...”

Hagamos de estos días una oración como la del niño. Que Dios coloque las letras de nuestra vida, para formar no sólo grandes oraciones, sino para hacer de nuestro día a día una nueva y pura oración dedicada a ese niño que nos ha nacido.

Dejemos que sean sus manos expertas las que moldeen nuestro ser, siempre y cuando, nosotros estemos dispuestos a ofrecernos a él, como aquel niño ofrecía las letras. Por eso en estos días nuestra oración debe ser : a, b, c, d, e….

domingo, 22 de diciembre de 2013

DOMINGO IV DEL TIEMPO DE ADVIENTO

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 1, 18- 24
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
-- José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, (que significa "Dios-con-nosotros").» Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.
HOMILÍA
Se dice que, cuando los pastores se alejaron y la quietud volvió, el niño del pesebre levantó la cabeza y miró la puerta entreabierta. Un muchacho joven, tímido, estaba allí, temblando y temeroso. -Acércate -le dijo Jesús- ¿Por qué tienes miedo? -No me atrevo… no tengo nada para darte. -Me gustaría que  me des un regalo -dijo el recién nacido. El pequeño intruso enrojeció de vergüenza y balbuceó: -De verdad no tengo nada… nada es mío; si tuviera algo, algo mío, te lo daría… mira. Y buscando en los bolsillos de su pantalón andrajoso, sacó una hoja herrumbrada que había encontrado. -Es todo lo que tengo, si la quieres, te la doy… -No -contestó Jesús- guárdala. Querría que me dieras otra cosa.
Me gustaría que me hicieras tres regalos. -Con gusto -dijo el muchacho- pero ¿qué? -Ofréceme el último de tus dibujos. El chico, cohibido, enrojeció. Se acercó al pesebre y, para impedir que María y José lo oyeran, murmuró algo al oído del Niño Jesús: -No puedo… mi dibujo es muy feo ¡nadie quiere mirarlo…! -Justamente, por eso yo lo quiero… siempre tienes que ofrecerme lo que los demás rechazan y lo que no les gusta de ti.
Además quisiera que me dieras tu plato. -Pero… ¡lo rompí esta mañana! - tartamudeó el chico. -Por eso lo quiero… Debes ofrecerme siempre lo que está roto en tu vida, yo quiero arreglarlo… Y ahora - insistió Jesús- repíteme la respuesta que le diste a tus padres cuando te preguntaron cómo habías roto el plato. El rostro del muchacho se ensombreció; bajó la cabeza avergonzado y, tristemente, murmuró: -Les mentí… Dije que el plato se me cayó de las manos, pero no era verdad… ¡Estaba enfadado y lo tiré con rabia! -Eso es lo que quería oírte decir -dijo Jesús- Dame siempre lo que hay de malo en tu vida, tus mentiras, tus calumnias, tus cobardías y tus crueldades. Yo voy a descargarte de ellas… No tienes necesidad de guardarlas… Quiero que seas feliz y siempre voy a perdonarte tus faltas. A partir de hoy me gustaría que vinieras todos los días a mi casa y así será siempre Navidad en tu vida, porque Navidad no es otra cosa que dejar que mi amor y mi perdón renueven tu corazón..
Ya está aquí la Navidad. Faltan dos días para celebrarla, y ese niño que nace vuelve su mirada hacia nosotros y nos pregunta ¿qué me vas a regalar?.
Mira en el fondo de tu ser, encuentra aquello que tu no quieres, que te avergüenza, y ofréceselo a ese niño, él lo transformará, el lo convertirá en la mejor ofrenda. Por él se hizo hombre para liberarnos, para sacarnos de la esclavitud de nuestras vidas, de nuestras faltas, y para trasmitirnos la felicidad de sabernos amados.
No perdamos la oportunidad de hacerle el mejor regalo a Jesús que nace. No perdamos la oportunidad de celebrar estas fiestas no sólo con ruido y y comilonas, sino con la alegría de saber que un niño nos va a nacer, un niño que viene a amarnos, tal y como somos, y que sólo quiere de nosotros la felicidad plena.

FELIZ DOMINGO Y QUE DIOS OS BENDIGA.

domingo, 15 de diciembre de 2013

DOMINGO III DEL TIEMPO DE ADVIENTO

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 11, 2- 11
En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a preguntar por medio de sus discípulos:
-- ¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?
Jesús les respondió:
-- Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso el que no se sienta defraudado por mí!
Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan:
-- ¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta; él es de quien está escrito: "Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare el camino ante ti”. Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.
HOMILÍA
Era la noche de Navidad. Un ángel se apareció a una familia rica y le dijo a la dueña de casa:

-Te traigo una buena noticia: esta noche el Señor Jesús vendrá a visitar tu casa. La señora quedó entusiasmada: Nunca había creído posible que en su casa sucediese este milagro. Trató de preparar una cena excelente para recibir a Jesús. Encargó pollos, conservas y buenos vinos.  De repente sonó el timbre. Era una mujer mal vestida, de rostro sufrido, con el vientre hinchado por un embarazo muy adelantado.

-Señora, ¿no tendría algún trabajo para darme? Estoy embarazada y tengo mucha necesidad del trabajo.

-¿Pero ésta es hora de molestar? Vuelva otro día, respondió la dueña de casa. Ahora estoy ocupada con la cena para una importante visita. Poco después, un hombre sucio de grasa llamó a su puerta.

-Señora, mi camión se ha arruinado aquí en la esquina. ¿Por casualidad no tendría usted una caja de herramientas que me pueda prestar?

La señora, como estaba ocupada limpiando los vasos de cristal y los platos de porcelana, se irritó mucho:
-¿Usted piensa que mi casa es un taller mecánico? ¿Dónde se ha visto importunar a la gente así? Por favor, no ensucie mi entrada con esos pies inmundos.

La anfitriona siguió preparando la cena: abrió latas de caviar, puso champán en el frigorífico, escogió de la bodega los mejores vinos, preparó un sabroso aperitivo.  Mientras tanto, alguien afuera comenzó a aplaudir.

Será que ahora llega Jesús, pensó ella emocionada y con el corazón acelerado fue a abrir la puerta.

Pero no era Jesús. Era un niño harapiento de la calle.

-Señora, me puede dar un plato de comida.

-¿Cómo te voy a dar comida si todavía no hemos cenado? Vuelve mañana, porque esta noche estoy muy atareada.

Al final, la cena estaba ya lista. Toda la familia emocionada esperaba la ilustre visita. Sin embargo, pasaban las horas y Jesús no aparecía. Cansados de esperar empezaron a tomar los aperitivos, que al poco tiempo comenzaron a hacer efecto en los estómagos vacíos y el sueño hizo olvidar los pollos y los platos preparados.

A la mañana siguiente, al despertar, la señora se encontró, con gran espanto frente a un ángel.

-¿Un ángel puede mentir?- gritó ella. Lo preparé todo con esmero, aguardé toda la noche y Jesús no apareció. ¿Por qué me hiciste esta broma?

-No fui yo quien mentí, fuiste tú la que no tuvo ojos para ver, dijo el ángel. Jesús estuvo aquí tres veces, en la persona de la mujer embarazada, en la persona del camionero y en el niño hambriento... pero tú no fuiste capaz de reconocerlo y de acogerlo.

Seamos capaces de reconocer al Señor, y de mostrar con nuestra vida y con nuestras obras que el Señor está cerca, que está en medio de nosotros.
Dejemos a un lado las palabras y comencemos a usar nuestras obras para dar testimonio de aquel que nos amó primero y que quiere que nosotros hagamos lo mismo.

FELIZ DOMINGO Y QUE DIOS OS BENDIGA.

domingo, 8 de diciembre de 2013

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 1, 26- 38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo:
-- Alégrate, llena de gracias, el Señor esta contigo.
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo:
-- No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.
Y María dijo al ángel:
-- ¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?
El ángel le contestó:
-- El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.
María contestó:
-- Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu
palabra.
Y la dejó el ángel.

HOMILÍA
Cuenta una antigua leyenda, que un día Dios reunió a toda la corte celestial. Estaban todos allí, los ángeles, los santos. Y entonces les comentó que estaba apenado. Los hombres, su creación, tenían algo que Él no tenía. Todos los presentes comenzaron a preguntarse qué podía ser, ya que Dios es todopoderoso. ¿Qué tenían los hombres que Dios pudiera desear?.
Entonces Dios les dijo: “Ellos tienen algo, que les hace ponerse felices cuando están tristes, que los acompaña cuando están enfermos, que los consuela cuando están tristes, que los espera aunque se vayan lejos”. Y todos preguntaron ansiosos “¿Pero qué es eso tan especial?. A lo que Dios respondió: Ellos tienen  UNA MADRE. Y aquel fía decidieron que Dios también la necesitaba, y entonces Dios se creó a la madre perfecta, purísima, Inmaculada. Ese día Dios creó a MARÍA.
Esa es la fiesta que hoy celebramos. Recordamos como Dios pudiendo escoger a su madre, escogió la mejor, y que María  a lo largo de su vida demostró que Dios al escogerla no se había equivocado.
Y es precisamente eso lo que la hace tan especial. Que con su forma de vivir, María demostró que la misión para la que Dios la había escogido, ella la realizó perfectamente.
Hoy, María nos pide a nosotros lo mismo, ya que este día no solo está puesto para que la recordemos, y para que digamos que la queremos mucho, sino para que ella sea un modelo de conducta para todos nosotros. Es verdad que a nosotros no se nos pide que seamos las madres de Dios (a mi me resultaría un poquillo complicado), pero si se nos pide que aquello para lo que Dios nos ha escogido la hagamos tan bien como María realizó su labor de madre de Dios. Que allí donde Dios haya dispuesto colocarnos, como padres, como madres, como hermanos, como hijos, como curas, seamos capaces de dar lo mejor de nosotros mismos, seamos como María, un modelo y una referencia para los que nos vean.
Que el Señor nos ayude a llevar a cabo esta tarea, y que nuestra madre Santísima nos acompañe con su protección.
FELICIDADES A TODAS LAS INMACULADAS, CONCHAS, CONCEPCIONES Y A TODAS LAS QUE HOY CELEBRAN SU SANTO.

QUE DIOS OS BENDIGA.

lunes, 2 de diciembre de 2013

PEQUEÑA REFLEXIÓN

Ayer, día uno de diciembre no fue un día que apareciera en los calendarios como algo señalado, como un día que destacara sobre los demás. Fue domingo, un domingo más, y sin embargo para mi si era un día especial.
Hace once años, también fue domingo el día uno de diciembre, lo recuerdo como si fuera ayer, ya que ese día el Señor me concedió el mejor regalo que se le puede hacer a nadie, me concedió la misión de conocer, de amar y de entregarme a la gente que él fuera poniendo en mi camino. Me concedió el regalo de ordenarme sacerdote.
Once años, que han pasado volando, pero lo que no ha pasado volando ha sido el camino recorrido y toda la gente que en ese camino he ido conociendo. No sé si habré dejado huella, lo que sí sé es la huella que, todas y cada una de las personas que he conocido, me han dejado, porque me han ayudado a ser mejor persona, mejor cristiano y mejor sacerdote.

Doy gracias a Dios por ello, y en este primer día de mi duodécimo año de sacerdote le pido me conceda sabiduría para poder explicar a todos su gran misterio, cercanía, para poder llevarlo a todos los que se encuentren conmigo, luz para poder iluminarlos con mi vida, paciencia para poder acogerlos a todos, creatividad para poder hacerlo cercano y fácil de entender. Pero también le digo que si son muchas cosas las que le pido me conformo con que me haga capaz de amar mucho, porque amando al final seré capaz de hacerlo presente allí donde esté. 
Gracias a todos los que me habéis enseñado a ser cada día más feliz siguiendo este camino que Dios ha escogido para mi, a mi familia, por aguantarme, y a todos los que con vuestra amistad me habéis demostrado lo mucho que Dios nos regala cada día.

I DOMINGO DEL TIEMPO DE ADVIENTO

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 24, 37-44
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-- Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del Hombre: Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por tanto estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del Hombre.
HOMILÍA
Era un crudo día de invierno en que llovía torrencialmente. Una pobre mujer llegó a un pueblo e iba de casa en casa pidiendo limosna. Sus vestidos eran viejos pero muy limpios y llevaba en su cabeza un pañuelo, por lo que el viento y la lluvia no permitían ver casi su rostro. En la mano derecha sujetaba un viejo bastón y en su brazo izquierdo una cesta.
La pobre mujer pedía algo para comer. Algunos le dieron panes duros, otros le dieron una miserable moneda, otros no le dieron nada. Un solo vecino, de los menos acomodados del pueblo, la hizo entrar en su casa y le dijo que se acercara al fogón para secar un poco su ropa. Su mujer, que acababa de hacer un rico pastel, le dio un buen pedazo a la pobre mendiga.
Al día siguiente, todas las personas a cuya puerta había llamado la mendiga, fueron invitados a cenar en el castillo de un señor muy acaudalado que vivía en el pueblo. Nadie esperaba este honor y quedaron todos muy sorprendidos. Cuando entraron en el comedor, vieron dos mesas, una llena de exquisitos manjares y otra mucho más grande, en uno de cuyos platos sólo había un trozo de pan duro, en otro una pequeña moneda y la mayoría estaban completamente vacíos. Entonces apareció la dama del castillo, indicándole a sus invitados que tomaran asiento en la mesa más grande. Sólo un matrimonio fue invitado a que se sentaran junto a ella en la mesa llena de manjares. Y les dijo: “Aquella desgraciada mendiga que se presentó ayer a vuestra puerta, fui yo; pensando en los tiempos difíciles que vive tanta gente, he querido poner a prueba vuestra generosidad.
Estas dos buenas personas que veis aquí a mi lado, me permitieron entrar en su casa y me atendieron lo mejor que pudieron, me ofrecieron secar mi ropa en su fogón y me dieron de comer. Por eso ellos son mis invitados de honor, y además les daré una pensión para el resto de sus días. En cuanto a vosotros, comed lo que me disteis de limosna y que encontraréis en esos platos. Para que la próxima vez estéis más atentos a quienes os pidan ayudan”. 
Estad preparados, nos dice el Señor. Comenzamos el tiempo de Adviento con ese mensaje, un recordatorio de que en cualquier momento, y o sólo en los días de Navidad, ese Cristo pequeño y pobre puede tocar en nuestra puerta, puede acercarse a nosotros y espera que lo recibamos.
Estad preparados, porque su venida no se anuncia con grandes luces, como las de los comercios en Navidad, ni con villancicos, sino que viene en silencio, de manera callada, y sólo espera de nosotros una acogida desde el corazón.
Que este Adviento nos ayude a nosotros a tener siempre dispuesto nuestro corazón para acoger a ese niño pequeño que nació en Belén y que nace cada día en todos y especialmente en los que más sufren.

FELIZ SEMANA Y QUE DIOS OS BENDIGA.