viernes, 24 de enero de 2020

DOMINGO TERCERO DEL TIEMPO ORDINARIO


LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 4, 12-23
Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan, se retiró a Galilea. Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el profeta Isaías: “País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló.”
Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo:
-- Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.
Pasando junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo:
-- Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo.

HOMILÍA
Siempre que leo cualquiera de los relatos en los que Jesús llamó a sus discípulos, hago la misma reflexión: que facilidad tuvieron aquellos hombres para dejarlo todo y seguir a Jesús y lo que a mí me cuesta dejar ciertas cosas y ciertos hábitos que se que no son los mejores a la hora de ponerme al servicio de aquel me llama y que quiere que lo deje todo para seguirlo.
Un día, estaba con esta reflexión cuando leí en algún sitio la siguiente historia:
Un día decidí darme por vencido...renuncié a mi trabajo, a mi relación, a mi espiritualidad... quería renunciar a mi vida.
Fui al bosque para tener una última charla con Dios.

"Dios", le dije. "¿Podrías darme una buena razón para no darme por vencido?" Su respuesta me sorprendió..."

Mira a tu alrededor", El dijo:
"Ves el helecho y el bambú?"
"Sí", respondí.

"Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, las cuidé muy bien. Les di luz. Les di agua. El helecho rápidamente creció.

Su verde brillante cubría el suelo. Pero nada salió de la semilla de bambú. Sin embargo no renuncié al bambú.

En el segundo año el helecho creció más brillante y abundante. Y nuevamente, nada creció de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú." Dijo Él.

"En el tercer año, aun nada brotó de la semilla de bambú. Pero no renuncié." Me dijo.

"En el cuarto año, nuevamente, nada salió de la semilla de bambú. "No renuncié" dijo.


"Luego en el quinto año un pequeño brote salió de la tierra.
En comparación con el helecho era aparentemente muy pequeño e insignificante. Pero sólo 6 meses después el bambú creció a más de 100 pies de altura. Se la había pasado cinco años echando raíces.

Aquellas raíces lo hicieron fuerte y le dieron lo que necesitaba para sobrevivir.

"No le daría a ninguna de mis creaciones un reto que no pudiera sobrellevar" Él me dijo. "¿Sabías que todo este tiempo que has estado luchando, realmente has estado echando raíces?"

"No renunciaría al bambú. Nunca renunciaría a ti. No te compares con otros" Me dijo. "El bambú tenía un propósito diferente al del helecho, sin embargo, ambos eran necesarios y hacían del bosque un lugar hermoso".

"Tu tiempo vendrá" Dios me dijo. "¡Crecerás muy alto!"
"¿Qué tan alto debo crecer?" Pregunté.
"¿Qué tan alto crecerá el bambú?" Me preguntó en respuesta.
"¿Tan alto como pueda?" Indagué.

Espero que estas palabras puedan ayudarte a entender que Dios nunca renunciará a ti.

Nunca te arrepientas de un día en tu vida. Los buenos días te dan felicidad. Los malos días te dan experiencia. Ambos son esenciales para la vida. Continúa...
Dos cosas son las que comprendí con esta historia y que creo que hoy nos pueden ayudar a rezar un poco en el ratillo de la misa: La primera es que Dios, después de su llamada siempre tiene paciencia con nosotros, no se desespera, y sigue cuidándonos hasta que nosotros seamos capaces de dar fruto. No nos impone un tiempo ni nos marca unos objetivos. Solo nos llama para que nosotros demos lo que somos y a nuestro tiempo.
Y lo segundo que comprendí, es que todas las cosas que nos pasan en esta vida tienen un único propósito, el hacernos crecer, el hacernos avanzar. La llamada de Dios es esa luz que brilla en nuestra vida y que ilumina nuestro camino. Una luz que nos hace ver de manera nueva y diferente lo que nos ocurre e incluso lo que somos. Porque sólo a la luz de Dios nuestra vida cobra un sentido nuevo, un sentido de trascendencia, un sentido de plenitud.
Puede que nuestra vida no sea perfecta, y que nuestra respuesta a la llamada de Dios deje mucho que desear, pero lo que en verdad debe importarnos es que Dios sigue confiando en nosotros, nos sigue cuidando y amando cada día, esperando el momento en que nosotros comencemos a dar frutos, sin cansarse, sin presionarnos, sólo esperando. ¿Seremos capaces de responder, de no desesperarnos?. Él seguro que confía en nosotros.
FELIZ DOMINGO Y QUE DIOS OS BENDIGA.

domingo, 19 de enero de 2020

DOMINGO SEGUNDO DEL TIEMPO ORDINARIO


LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 1 29- 34
En aquel tiempo; al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó:
--Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es aquél de quien yo dije: "Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo." Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel.
Y Juan dio testimonio diciendo:
--He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo." Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.

HOMILÍA
En una vieja historia se habla de una vendedora de manzanas. La buena mujer acudía cada mañana al mercado a vender su mercancía. Pero pasadas las horas apenas lograba vender algún kilo. Con el paso del tiempo el poco éxito de sus ventas hizo que la mujer se fuera desanimando. Una mañana se acercó un joven a su puesto. Al verla triste y desanimada le preguntó qué le pasaba. “Ya ves –respondió la mujer– cada mañana acudo a este mercado a vender mis manzanas pero cuando la tarde cae apenas he logrado vender algún kilo. Mis manzanas no deben ser buenas”.
De repente y sin que nadie se lo pidiera el joven comenzó a gritar: “Compren, compren las mejores manzanas de la huerta. Recién recogidas para llevarlas a su mesa... compren”. Al sonido de los gritos se fueron formando corros de personas alrededor de la vendedora y muchas personas pedían ansiosamente algunos kilos de manzanas. Al cabo de pocas horas la mujer había vendido toda su mercancía. “¿Cómo lo has hecho?” –preguntó la mujer– “Durante muchas semanas he acudido a este mercado y no he logrado vender mi mercancía y tú en solo un par de horas has logrado vender más de lo que yo he vendido a lo largo de todo ese tiempo”. “Ha sido muy fácil” –respondió el joven– tus manzanas eran muy buenas, pero ni tu ni ellos lo sabían. Alguien tenía que decírselo.
Cuando hemos experimentado la presencia de Dios, lo que Él hace por nosotros, lo que es sentirse amado y agradecido, lo que es encontrarse con Él cara a cara y disfrutar de su luz, de su paz de su perdón, lo único que nos queda es anunciarlo a los demás.
Algo tan bueno, tan profundo, tan maravillosos no podemos guardarlo para nosotros, debemos compartirlo, porque si a nosotros nos ha hecho felices, también a los demás les hará felices.
Tenemos que ser testigos que anuncien ese don y ese regalo con el que hemos sido bendecidos, al igual que lo fue Juan el Bautista. No nos cansemos de mostrar al mundo la dicha de ser cristianos, de ser amados por Dios, de amar a los demás.
FELIZ DOMINGO Y QUE DIOS OS BENDIGA.

domingo, 12 de enero de 2020

BAUTISMO DEL SEÑOR


LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 3, 13- 17
En aquel tiempo, fue Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara. Pero Juan intentaba disuadirle diciéndole:
-- Soy yo el que necesita que tú me bautices, ¿y acudes a mi?
Jesús le contestó:
-- Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así todo lo que Dios quiere.
Entonces Juan se lo permitió.
Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz del cielo que decía:
-- Este es mi hijo, el amado, mi predilecto.

HOMILÍA
Celebramos en este día el bautismo del Señor. En los días de Navidad hemos celebrado y vivido la llegada de Jesús al mundo, hoy celebramos el inicio de su vida pública, de su predicación, de la presentación que Dios hace de él: “este es mi hijo amado, mi predilecto”.
Pero no sólo recordamos lo que pasó hace muchos años, sino que actualizamos aquel momento recordando que en nuestro propio bautismo se hizo actualidad lo que pasó con Jesús ese día. El día que fuimos bautizados, Dios nos escogió, como escogió a su hijo, para dar a conocer su mensaje. Nos escogió como sus hijos predilectos, como sus hijos amados, y nos envió a cumplir la misión de anunciar su evangelio.
Entonces, que es lo que ha fallado. Si nosotros fuéramos conscientes de nuestra misión, del maravilloso regalo que el Señor nos hizo el día de nuestro bautismo, nuestra vida debería ser distinta. Debería ser una vida entregada por completo a llevar a plenitud el don del Espíritu Santo que el Señor nos regaló.
Pero en nuestra vida hay otras preocupaciones, otras prioridades que nos impiden vivir en total libertad ese camino en el que nuestros padres nos pusieron nada más que nacer al pedir el bautismo para nosotros.
Cuenta una antigua leyenda que un rey recibió como obsequio, dos pequeños halcones, y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara.
· Pasados unos meses, el maestro le informo al rey que uno de los halcones estaba perfectamente pero que al otro no sabía que le sucedía, no se había movido de la rama donde lo dejo desde el día que llegó.
· El rey mandó llamar a curanderos y sanadores para que vieran al halcón, pero nadie pudo hacer volar el ave. Encargó entonces la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió.
· Al día siguiente por la ventana, el monarca pudo observar, que el ave aún continuaba inmóvil. Entonces decidió comunicar a su pueblo que ofrecería una recompensa, a la persona que hiciera volar al halcón, a la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente por los jardines.
El rey le dijo a su corte, traerme al autor de ese milagro. Su corte rápidamente le presento a un campesino. El rey le pregunto:
- ¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres mago?
Intimidado el campesino le dijo al rey:
- Fue fácil, mi rey, sólo corté la rama, y el halcón voló, se dio cuenta que tenía alas y comenzó a volar.
Cada bautizado, tiene en sí mismo el don para realizar grandes obras, ya que Dios le regaló el Espíritu Santo el día de su bautismo. El problema está en que es más fácil vivir en nuestra comodidad, que dejarse llevar por ese espíritu. Es más fácil vivir preocupado de mí y de los míos que vivir entregado por los que me necesitan aunque no los conozca. Es más fácil hacer oídos sordos a los sufrimientos ajenos, poniendo como excusa que problemas tenemos todos. Es más fácil, limpiar mi conciencia con cualquier obra buena, para luego encerrarme en mi mismo y olvidarme de los demás.
Tenemos un don, el mejor don, no lo desperdiciemos parados en nuestra rama. Cortemos aquello que nos impide volar, y adentrémonos en el mundo que Dios nos ha regalado para llevar a cabo nuestra misión: dar a conocer a Jesucristo a todos, viviendo como él vivió.
FELIZ DOMINGO Y QUE DIOS OS BENDIGA

lunes, 6 de enero de 2020

EPIFANÍA DEL SEÑOR


LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 2, 1-12
Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
-- ¿Dónde está el Rey de los Judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo.
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos pontífices y a los letrados del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron:
-- En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el Profeta: "Y tú. Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá; Pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel”.
Entonces Herodes llamó en secreto a los Magos, para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén diciéndoles:
-- Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo.
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que había visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas, lo adoraron: después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.

HOMILÍA
Hace ya un tiempo, un hombre castigó a su pequeña niña de 3 años por desperdiciar un rollo de papel de envoltura dorado. El dinero era escaso en esos días por lo que explotó en furia cuando vio a la niña tratando de envolver una caja para ponerla debajo del árbol de navidad. Mas sin embargo la niña le llevó el regalo a su padre la siguiente mañana y dijo: "Esto es para ti, Papá". El se sintió avergonzado de su reacción de furia, pero éste volvió a explotar cuando vio que la caja estaba vacía. Le volvió a gritar diciendo: "Qué no sabes que cuando das un regalo a alguien se supone que debe haber algo adentro?" La pequeñita volteó hacia arriba con lágrimas en los ojos y dijo: "Oh, Papá, no está vacía, yo soplé besos adentro de la caja, todos para ti." El padre se sintió morir; puso sus brazos alrededor de su niña y le suplicó que lo perdonara. Se ha dicho que el hombre guardó esa caja dorada cerca de su cama por años y siempre que se sentía derrumbado, él tomaba de la caja un beso imaginario y recordaba el amor que su niña había puesto ahí.
Hoy, el Señor nos ofrece esa caja en forma de su hijo recién nacido. Parece algo pobre y débil, y sin en embargo en él nos manifiesta su inmenso amor por nosotros.
Que nosotros seamos capaces de hacer lo mismo con los demás, regalarles ese amor que Dios nos ha dado a nosotros, para poder ser nosotros los que manifestemos a Jesús con nuestras vidas.
No nos cansemos nunca de hacer ese regalo, porque en él esta lo mejor que podemos ofrecer a los demás, a ese niño, pequeño y pobre que quiere amarnos por encima de todo.
FELIZ DÍA DE REYES Y QUE DIOS OS BENDIGA

domingo, 5 de enero de 2020

DOMINGO II DE NAVIDAD


LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 1, 1-18
En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo:
-- Este es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

HOMILÍA
Hace años, un inspector visitó una escuela primaria. En su recorrido observó algo que le llamó poderosamente la atención, una maestra estaba atrincherada atrás de su escritorio, los alumnos hacían gran desorden; el cuadro era caótico.

Decidió presentarse:

- “Permiso, soy el inspector de turno... ¿algún problema?”

- “Estoy abrumada señor, no se qué hacer con estos chicos... No tengo láminas, el Ministerio no me manda material didáctico, no tengo nada nuevo que mostrarles ni qué decirles...”

El inspector, que era un docente de alma, vio un corcho en el desordenado escritorio. Lo tomó y con aplomo se dirigió a los chicos:

- “¿Qué es esto?”

- “Un corcho señor...”, gritaron los alumnos sorprendidos.

- “Bien, ¿De dónde sale el corcho?”

- “De la botella señor. Lo coloca una máquina.., del alcornoque, de un árbol .... de la madera...”, respondían animosos los niños.

- “¿Y qué se puede hacer con madera?”, continuaba entusiasta el docente.

- “Sillas..., una mesa..., un barco...”

- “Bien, tenemos un barco. ¿Quién lo dibuja? ¿Quién hace un mapa en el pizarrón y coloca el puerto más cercano para nuestro barquito? Escriban a qué provincia argentina pertenece. ¿Y cuál es el otro puerto más cercano? ¿A qué país corresponde? ¿Qué poeta conocen que allí nació? ¿Qué produce esta región? ¿Alguien recuerda una canción de este lugar?...”, y comenzó una tarea de geografía, de historia, de música, economía, literatura, religión…


La maestra quedó impresionada. Al terminar la clase le dijo conmovida:

- “Señor, nunca olvidaré lo que me enseñó hoy. Muchas gracias.”

Pasó el tiempo. El inspector volvió a la escuela y buscó a la maestra. Estaba acurrucada atrás de su escritorio, los alumnos otra vez en total desorden...

- “Señorita... ¿Qué pasó? ¿No se acuerda de mí?”

- “Sí señor, ¡cómo olvidarme! Qué suerte que regresó. No encuentro el corcho. ¿Dónde lo dejó?”.
Seguimos en este tiempo de Navidad, recordando el nacimiento del Señor, recordando que todo lo que Dios quiso decir, enseñar, lo hizo por medio de Jesucristo.
Él es la Palabra que Dios quiso dirigir a los hombres para que conocieran su amor infinito. Él vino al mundo para mostrarnos el camino a seguir, pero sobre todo para que nosotros, por medio de él, construyéramos nuestro propio camino.
En Jesús, que es La Palabra, Dios dijo todo lo que tenía que decir: amad a Dios y amad al prójimo. Y en vez de seguir esos mandatos, nosotros acomodamos la fe a nuestra propia conveniencia. No es cuestión de hacer lo mismo que hacía Jesús. Los tiempos han cambiado. Pero si se trata de amar como amó Jesús, de perdonar como perdonó Jesús, de luchar por la vida de todos como él lo hizo, de defender los derechos de los más débiles, aunque no hayan nacido, como él lo hizo.
Que la Palabra, hecho hombre, nos guíe en nuestro camino y nos ayude a saber llevarla a nuestro mundo, a través de nuestras obras.
FELIZ DOMINGO Y QUE DIOS OS BENDIGA.

miércoles, 1 de enero de 2020

SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA MADRE DE DIOS


LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 2, 16-21
En aquel tiempo los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José y al Niño acostado en el pesebre. Al verlo, les contaron lo que les había dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que había visto y oído; todo como les había dicho. Al cumplirse los ocho días tocaba circuncidar al niño y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
HOMILÍA                  
Comenzamos un nuevo año, y quiero comenzar deseándoos a todos un Feliz Año Nuevo, y sobre todo un Feliz Año Bueno.
Lo mejor de esto es que por más que nos deseen un año feliz, lo que de verdad importa es que seamos nosotros los que convirtamos este nuevo año en alegría, ya que depende de nosotros que este año sea Feliz.
Algunos decían que él era muy extraño, otros, que era sobrenatural. Las notas mágicas que salían de su violín tenían un sonido diferente, por eso nadie quería perder la oportunidad de ver su espectáculo.
Una cierta noche, el palco de un auditorio repleto de admiradores estaba preparado para recibirlo. La orquestra entró y fue aplaudida. El maestro fue ovacionado. Mas cuando la figura de Paganini surgió, triunfante, el público deliró.
Paganini coloca su violín en el hombro y lo que se escucha es indescriptible. Breves y semibreves, fusas y semifusas, corcheas y semicorcheas parecen tener alas y volar con el toque
de sus dedos encantados.
De repente, un sonido extraño interrumpe el solaz de la platea. Una de las cuerdas del violín de Paganini se rompió. El maestro paró. La orquestra paró. El público paró. Pero Paganini no paró. Mirando su partitura, continúa arrancando sonidos deliciosos de un violín con problemas.
El maestro y la orquesta, exaltados, vuelven a tocar. Antes de que el público se serenara,
otro sonido perturbador derrumba la atención de los asistentes. Otra cuerda del violín de Paganini se rompe. El maestro paró nuevamente. La orquesta paró nuevamente. Paganini no paró.
Como si nada hubiese sucedido, él olvidó las dificuldades y avanzó sacando sonidos de lo imposible. El maestro y la orquesta, impresionados volvieron a tocar. Pero el público no podría imaginar lo que estaba por suceder. Todas las personas, atónitas, exclamaron OHHH! Una tercera cuerda del violín de Paganini se rompe. El maestro se paralizó. La orquesta paró. La respiración Del público se detuvo. Pero Paganini como si fuese un contorsionista musical, arranca todos los sonidos de la única cuerda que sobrara de su violín destruido.
El público parte del silencio para la euforia, de la inercia para el delirio. Paganini alcanza la gloria. Su nombre corre a través del tiempo. No es apenas un violinista genial. Es el símbolo del profesional que continúa adelante frente a lo imposible.
Es verdad que podréis decir que a lo largo del año, seguro que hay miles de cosas que nos suceden y que escapan a nuestro control, y que nos hacen infelices. Pero no estoy totalmente de acuerdo con eso. Todas las situaciones o circunstancias que nos vienen de fuera, pueden alterar nuestro estado de ánimo, pero no nuestro yo más íntimo.
Una persona puede sentir dolor, pero eso no la convierte en una amargada. O se puede experimentar la tristeza, pero eso no te convierte en alguien triste. La felicidad va más allá de lo que experimentamos en cada momento. Se arraiga en nuestro ser más profundo, se hace parte de nosotros, o más bien, se hace una con nosotros.
Ese es el sentido cristiano de este primer día del año. Y por eso la Iglesia nos da dos motivos para rezar y sobre todo para marcarnos el camino en este nuevo año.
Por un lado, nos presenta la imagen de María, la Madre de Dios. Ella es el mejor modelo a seguir para alcanzar esa plenitud, esa felicidad. Ella a pesar de sufrir mucho, era la Dichosa, la feliz, porque sabía que Dios la había elegido para esa vida, para esa entrega. Ella en el seguimiento de su hijo, encontró esa dicha, de quien sabe que sólo Él puede darnos lo que más anhelamos.
Por otro lado, el seguimiento de Jesús, y el ejemplo de María, nos llevan a ser parte de la historia de la salvación que Dios quiere realizar en este mundo, y por eso hoy se celebra la jornada mundial de la paz. Los cristianos debemos de ser constructores de esa paz que vino a traer Jesucristo, y por supuesto, rezar para que los hombres puedan llegar a entenderse, y se libere por fin este mundo, de toda clase de violencia.
Fijaos si no hay motivos para rezar en este primer día del año.
Que el Señor nos conceda un año no Feliz, sino un año convertido en Felicidad en nuestra vida y de ese modo convertido en Felicidad en la vida de los que nos rodean.
FELIZ AÑO NUEVO Y QUE DIOS OS BENDIGA.