LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 1, 35-42
En aquel tiempo
estaba Juan con dos de sus discípulos y fijándose en Jesús que pasaba, dijo:
--Este es el cordero
de Dios.
Los dos discípulos
oyeron sus palabras y siguieron a Jesús, Jesús se volvió y al ver que lo
seguían, les pregunto:
--¿Qué buscáis?
Ellos le
contestaron:
--Rabí (que
significa Maestro), ¿dónde vives?
Él les dijo:
--Venid y lo veréis
Entonces fueron,
vieron donde vivían y se quedaron aquel día, serían las cuatro de la tarde.
Andrés, hermano de
Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encontró
primero a su hermano Simón y le dijo:
--Hemos encontrado
al Mesías (que significa Cristo).
Y lo llevó a Jesús.
Jesús se le quedó mirando y le dijo:
-- Tú eres Simón, el
hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que significa Pedro).
HOMILÍA
Un hombre encontró un huevo de águila y lo puso en el
nido de una gallina, en un corral. El aguilucho fue incubado junto con la
nidada de polluelos, y creció con ellos. Y aquella águila hacía lo que hacían
los pollos del corral, creyendo que era uno de ellos. Escarbaba la tierra en
busca de gusanos e insectos. Piaba y cacareaba. Y movía las alas y volaba unos
pocos metros.
Pasaron los años y el águila envejeció. Un día vio un ave
magnífica volando por encima de ella, en el cielo sin nubes. Se deslizaba con
graciosa majestad entre las poderosas corrientes de aire, moviendo sus fuertes
alas doradas. La vieja águila miraba hacia arriba con asombro.
- ¿Quién es ella? —peguntó.
- Ella es el águila, la reina de las aves —le dijo su
vecina—. Nadie vuela como ella, nadie puede cazar como ella. Ella pertenece al
cielo. Nosotras, en cambio, pertenecemos
a la tierra; somos gallinas. ¡Tú eres una gallina!
Así, aquella pobre águila vivió y murió creyendo que en
verdad era una gallina.
Si nadie nos hubiera hablado de Dios, si nadie se hubiera
preocupado de enseñarnos qué significa ser cristiano, y cuál debe ser nuestra
forma de vivir y de creer, no podríamos disfrutar de todo lo que nuestra fe nos
da. Pero si nosotros no hubieramos dado el paso de seguir a Cristo, si nosotros
no hubiéramos decidido seguirlo, seguiríamos siendo como aquella águila.
Hoy Juan el Bautista nos muestra a Jesús, nos muestra el
camino a seguir, de nosotros depende el querer seguirlo, el seguir adelante, el
caminar con Jesús, el buscarlo en medio de nuestra vida, en los rostros de la
gente que nos encontramos, en el corazón de aquél que nos ha herido, o de aquel
que nos necesita.
Tenemos cada día nuevas oportunidades para seguir a aquel
que es el Cordero de Dios, y lo mejor, tenemos cada día la oportunidad de
señalar el camino para que otros al vernos puedan seguir a Aquel que a nosotros
nos da la felicidad.
FELIZ DOMINGO Y QUE DIOS OS BENDIGA.
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