LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 11, 2- 11
En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías,
le mandó a preguntar por medio de sus discípulos:
-- ¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?
Jesús les respondió:
-- Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y
los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los
muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso el
que no se sienta defraudado por mí!
Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan:
-- ¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el
viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Los que visten con
lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta?
Sí, os digo, y más que profeta; él es de quien está escrito: "Yo envío mi
mensajero delante de ti, para que prepare el camino ante ti”. Os aseguro que no
ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño
en el reino de los cielos es más grande que él.
HOMILÍA
Un hombre edificó su casa. Y la embelleció con un
jardín interno. En el centro plantó un roble. Y el roble creció lentamente. Día
a día echaba raíces y fortalecía su tallo, para convertirlo en tronco,
capaz de resistir los vientos y las tormentas.
Junto a la pared de su casa plantó una hiedra y la hiedra comenzó a levantarse
velozmente. Todos los días extendía sus tentáculos llenos de ventosas, y se iba
alzando adherida a la pared.
Al cabo de un tiempo la hiedra caminaba sobre los tejados. El roble crecía
silenciosa y lentamente.
- "¿Cómo estás, amigo roble?", preguntó una mañana la hiedra.
-" Bien, mi amiga" contestó el roble.
-" Eso dices porque nunca llegaste hasta esta altura ", agregó la
hiedra con mucha ironía. "Desde aquí se ve todo tan distinto. A veces me
da pena verte siempre allá en el fondo del patio".
-" No te burles, amiga", respondió muy humilde el roble. "
Recuerda que lo importante no es crecer deprisa, sino con firmeza ".
Entonces la hiedra lanzó una carcajada burlona.
Y el tiempo siguió su marcha.
El roble creció con su ritmo firme y lento.
Las paredes de la casa envejecieron.
Una fuerte tormenta sacudió con un ciclón la casa y su jardín. Fue una noche
terrible.
El roble se aferró con sus raíces para mantenerse erguido. La hiedra se aferró
con sus ventosas al viejo muro para no ser derribada. La lucha fue dura y
prolongada.
Al amanecer, el dueño de la casa recorrió su jardín, y vio que la hiedra había
sido desprendida de la pared, y estaba enredada sobre sí misma, en el suelo, al
pie del roble. Y el hombre arrancó la hiedra, y la quemó.
Mientras tanto el roble reflexionaba:
" Es mejor crecer sobre raíces propias y crear un tronco fuerte, que ganar
altura con rapidez, colgados de la seguridad de otros. "
Continuamos en el tiempo de Adviento, y hoy el
Evangelio nos propone la figura de Juan el Bautista, un hombre cuya misión era
anunciar al Señor, pero sobre todo, era alguien que mostraba con su forma de
vivir que el Señor está cerca y que nuestra forma de actuar debe ser distinta
si está con nosotros el Señor.
Nuestras raíces no pueden ser simplemente el creer
por costumbre, o el cumplir una serie de preceptos, Jesús quiere entrar en
nuestra vida, quiere transformarla, quiere convertirnos en personas capaces de
afrontar las tempestades que asolan nuestro camino, quiere que salgamos al
mundo a anunciar que él está en medio de nosotros.
Vivamos nuestra fe desde la seguridad que nos da el
saber que Dios está siempre a nuestro lado, y mostrémosle a todos con nuestras
obras esa realidad y a ese Dios que ya viene, que ya ha venido, que ya está en
nosotros.
FELIZ DOMINGO Y QUE DIOS OS BENDIGA.
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