LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 1, 40-45
En aquel tiempo se acercó a Jesús un leproso, suplicándole
de rodillas:
-- Si quieres, puedes limpiarme.
Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó diciendo:
-- Quiero: queda limpio
La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio. Él le
despidió encargándole severamente:
-- No se lo digas a nadie; pero para que conste, ve a
presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés.
Pero cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes
ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún
pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aún así acudían a él de todas
partes.
HOMILÍA
Cierto día un muchacho llegó a un castillo impresionante,
del que había oído hablar maravillas, ya que en él se albergaba una gran
colección de obras de arte.
Cuando llegó a la puerta lo estaba esperando un anciano, que
era el guarda del castillo. Se acercó y le preguntó: ¿Cuánto cuesta entra?.
La entrada es gratuita, dijo el anciano, sólo con una
condición, tendrás que llevar esta cuchara llena de aceite durante todo el
recorrido, y podrás derramar ni una sola gota. Si derramas algo del aceite,
tendrás que pagar 100€.
El muchacho aceptó, y comenzó la visita, con su cuchara en
la mano. Después de dos horas recorriendo el castillo, volvió a donde estaba el
anciano. Traía la cuchara llena de aceite.
¿Has visto el maravilloso techo que hay en el salón
principal?, le dijo el anciano.
No me he fijado. De hecho, no he visto ninguna de las obras
de arte que dicen que hay en este castillo. Estaba más preocupado de no
derramar el aceite, dijo en tono enfadado el joven.
El anciano lo miró con cariño y le dijo: anda vuelve a hacer
el recorrido sin la cuchara, y fíjate en todas las maravillas que tiene el
castillo.
El muchacho agradecido comenzó de nuevo la visita, y al
terminarla volvió entusiasmado con la belleza que albergaba aquel lugar.
Que maravilla, dijo el joven al anciano con una gran sonrisa
en su cara. ¿Qué sentido tiene que haya realizado la primera visita con la
cuchara llena de aceite? Así me habría perdido ver esta maravilla.
El anciano contestó: Una gran obra de arte, no sólo sirve
para contemplarla, debe servir para la vida, porque así lo quiso el artista.
Que todo el que la mire, termine transformado. Tu primera visita, se centró
sólo en no derramar el aceite, y olvidaste lo que te rodeaba. Te centraste en
ti mismo, y no eras capaz de ver más allá de ti. En la segunda visita, te
abriste al mudo que te rodeaba, te olvidaste de lo que llevabas en ti y pudiste
contemplar lo que había a tu alrededor, y tu corazón se sintió transformado.
En la vida ocurre lo mismo. Cuando dejamos de mirar hacia
nosotros, cuando abrimos los ojos al mundo que nos rodea, es cuando descubrimos
la belleza que Dios ha creado para nosotros Una belleza que se plasma en el
hombre que vemos cada día, en la persona que se cruza en nuestra vida, y que
sólo acercándonos a ella, podremos descubrirla, podremos amarla, podremos
acogerla.
Jesucristo sabía que era importante mostrarle a la gente de
su tiempo, y a nosotros, que sólo saliendo de nosotros mismos y acercándolos a
los demás podríamos llegar a ver más allá de las apariencias. El descubre al
hombre detrás de la lepra, nosotros debemos descubrir a la persona detrás de tantas
máscaras que nos lo ocultan a los ojos, y la única forma es acercándonos y
tocándolos. Saliendo de nuestras preocupaciones y mirando con ojos nuevos.
FELIZ DOMINGO Y QUE DIOS OS BENDIGA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario