domingo, 10 de enero de 2016

FIESTA DEL BAUTISMO DEL SEÑOR

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 3, 15-16.21-22
En aquel tiempo el pueblo estaba en expectación y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías: él tomó la palabra y dijo a todos:
-- Yo os bautizo con agua, pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
En un bautismo general Jesús también se bautizó. Y mientras oraba, se abrió el cielo, bajo el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo:
--Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto

HOMILÍA
Nos cuenta una antigua leyenda hindú que en un tiempo todos los hombres que vivían sobre la tierra eran dioses, pero como el hombre pecó tanto, Brahma, el dios supremo, decidió castigarlo, privándolo del aliento divino que había en su interior y esconderlo en donde jamás pudiera encontrarlo y emplearlo nuevamente para el mal.
- “Lo esconderemos en lo profundo de la tierra”, dijeron los otros dioses.
- “No”, dijo Brahma, “porque el hombre cavará profundamente en la tierra y lo encontrará.
- “Entonces, lo sumergiremos en el fondo de los océanos”, dijeron otros.
- “Tampoco”, dijo Brahma, “porque el hombre aprenderá a sumergirse en el océano y también allí lo encontrará.
- “Escondámoslo en la montaña más alta”, dijeron entonces.
- “No”, dijo Brahma, “ porque un día el hombre subirá a todas las montañas de la tierra y capturará de nuevo su aliento divino.
 - “Entonces no sabemos dónde esconderlo ni tampoco sabemos de un lugar en donde el hombre no pueda encontrarlo”, dijeron los dioses menores.
 - Y dijo Brahma: “Escondedlo dentro del hombre mismo; jamás pensará en buscarlo allí”.   
Y así lo hicieron. Oculto en el interior de cada ser humano hay Algo de divino. Y desde entonces el hombre ha recorrido la tierra, ha bajado a los océanos, ha subido a las montañas buscando esa cualidad que lo hace semejante a Dios y que todo el tiempo, sin muchas veces saberlo, ha llevado en su interior.
Celebramos hoy la fiesta del bautismo del Señor. Recordamos aquel momento en el que Jesús dejó su vida oculta y salió a predicar el Evangelio. Y ese bautismo fue el que lo impulsó a la misión que Dios le había encomendado.
Al igual que él, nosotros el día de nuestro bautismo, recibimos el Espíritu Santo para vivir de acuerdo a ese Evangelio, lo llevamos en nosotros, pero dejarlo actuar ya es cosa nuestra.
Nos pasamos la vida buscando la felicidad en el exterior, buscando cosas que nos hagan sentirnos mejores, cuando lo que de verdad importa lo llevamos en nuestro interior. El mayor regalo que Dios nos puede hacer es darnos su Espíritu, regalarnos la gracia de su amor que recibimos el día de nuestro bautismo. Una gracia que si la dejamos actuar, nos hará profundamente felices.
No desaprovechemos ese regalo, y vivamos nuestra vida como auténticos bautizados, dejando al Espíritu Santo actuar en nuestra vida, dejándonos amar por Dios y amando a los que nos rodean.

FELIZ DOMINGO Y QUE DIOS OS BENDIGA.

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