LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 2, 16-21
En aquel tiempo los
pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José y al Niño acostado en
el pesebre. Al verlo, les contaron lo que les había dicho de aquel niño. Todos
los que lo oían se admiraban de lo que decían los pastores. Y María conservaba
todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando
gloria y alabanza a Dios por lo que había visto y oído; todo como les había
dicho. Al cumplirse los ocho días tocaba circuncidar al niño y le pusieron por
nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
HOMILÍA
Un texto anónimo de la tradición dice que cada persona, en
su existencia, puede tener dos actitudes: construir o plantar.
Los constructores pueden demorar años en sus tareas, pero un día terminan aquello que estaban haciendo. Entonces se paran, y quedan limitados por sus propias paredes. La vida pierde el sentido cuando la construcción acaba.
Pero existen los que plantan. Estos a veces sufren con las tempestades, las estaciones y raramente descansan. Pero al contrario que un edificio, el jardín jamás para de crecer. Y, al mismo tiempo que exige la atención del jardinero, también permite que, para él, la vida sea una gran aventura.
Los constructores pueden demorar años en sus tareas, pero un día terminan aquello que estaban haciendo. Entonces se paran, y quedan limitados por sus propias paredes. La vida pierde el sentido cuando la construcción acaba.
Pero existen los que plantan. Estos a veces sufren con las tempestades, las estaciones y raramente descansan. Pero al contrario que un edificio, el jardín jamás para de crecer. Y, al mismo tiempo que exige la atención del jardinero, también permite que, para él, la vida sea una gran aventura.
Hoy comenzamos un año nuevo, 365 días que son oportunidades
para crear cosas nuevas, para estrechar lazos con alguna persona, para perdonas
viejas rencillas, en definitiva para plantar.
Los cristianos, debemos ser personas que planten buenas
relaciones, sentimientos de amor, de cariño, de entrega. Porque lo que nosotros
damos no es otra cosa que al mismo Señor, nacido pequeño y pobre, humilde, sólo
porque nos quiere.
Aprovechemos cada segundo de este nuevo año, para hacer que
la paz que Cristo quiere darnos habite en el corazón de cada persona. Hagamos
de este nuevo año un año feliz, simplemente porque los que nos rodean puedan
percibir la felicidad que emanamos y que proviene de Dios.
Que María, nos ayude en esta tarea desde la humildad y la
sencillez que sólo ella tiene y que sólo ella puede dar.
FELIZ AÑO NUEVO A TODOS Y QUE DIOS OS BENDIGA.
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