LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 16,13-19
En aquel tiempo,
llegó Jesús a la región de Cesárea de Felipe y preguntaba a sus discípulos:
--¿Quién dice la
gente que es el Hijo del Hombre?
Ellos contestaron:
--Unos que Juan
Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas. El les
preguntó:
--Y vosotros, ¿quién
decís que soy yo?"
Simón Pedro tomó la
palabra y dijo:
--Tú eres el Mesías,
el Hijo de Dios vivo.
Jesús le respondió:
--¡Dichoso tú,
Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso,
sino mi Padre que está en el cielo.
Ahora te digo yo:
--Tú eres Pedro, y
sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la
derrotará. Te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la
tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará
desatado en el cielo.
HOMILIA
Un aguador tenía dos grandes cantaros. Una de las vasijas
tenía una grieta, mientras que la otra era perfecta y entregaba el agua
completa al final del largo camino a pie desde el arroyo hasta la casa del
sabio que iba a visitar todos los días.
Cuando llegaba, la vasija rota solo contenía la mitad del
agua. La pobre se sentía avergonzada de su imperfección y miserable porque solo
podía conseguir la mitad de
lo que se suponía debía hacer. Después un tiempo le habló al aguador diciéndole:
lo que se suponía debía hacer. Después un tiempo le habló al aguador diciéndole:
-Estoy avergonzada de mi misma y me quiero disculpar…
- ¿Por qué? le preguntó el aguador.
-Debido a mis grietas, solo puedes entregar la mitad de mi carga.
- ¿Por qué? le preguntó el aguador.
-Debido a mis grietas, solo puedes entregar la mitad de mi carga.
El aguador se sintió le dijo: “cuando volvamos quiero que te
fijes en las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino.”
Así lo hizo y en efecto vio muchísimas flores hermosas, pero
seguía apenada porque al final solo llevaba la mitad de su carga. El aguador le
dijo: ¿Viste que las flores crecen sólo en tu lado del camino?, siempre he
sabido de tus grietas, sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por
donde tú vas y todos los días tú las has regado. Luego yo recojo las flores
para decorar el altar del maestro. Gracias a que eres así, él puede disfrutar
de esa belleza sobre su mesa.
Celebramos hoy la fiesta de San Pedro y San Pablo, y son
precisamente estos dos grandes santos, la prueba evidente de que Dios no escoge
a los mejores, a los que no tienen fallos, a los perfectos, Dios escoge a quién
quiere, y sobre todo los escoge con sus defectos y con sus equivocaciones.
Dios nos ha escogido a cada uno de nosotros, para ser
cristianos y apóstoles suyos no porque seamos los mejores, sino porque él ha
querido, ahora depende de nosotros demostrarle que somos dignos, como Pedro y
Pablo lo hicieron.
Que le Señor nos ayude a ser discípulos suyos, entregados a
la causa del Evangelio, por encima de nuestras negaciones y de nuestros
pecados.
FELIZ DOMINGO Y QUE DIOS OS BENDIGA.
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