LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 3, 13- 17
En aquel tiempo, fue Jesús desde Galilea al Jordán y se
presentó a Juan para que lo bautizara. Pero Juan intentaba disuadirle
diciéndole:
-- Soy yo el que necesita que tú me bautices, ¿y acudes a
mi?
Jesús le contestó:
-- Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así todo lo que
Dios quiere.
Entonces Juan se lo permitió.
Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y
vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino
una voz del cielo que decía:
-- Este es mi hijo, el amado, mi predilecto.
HOMILIA
Celebramos en este día el bautismo del Señor. En los días de
Navidad hemos celebrado y vivido la llegada de Jesús al mundo, hoy celebramos
el inicio de su vida pública, de su predicación, de la presentación que Dios
hace de él: “este es mi hijo amado, mi predilecto”.
Pero no sólo recordamos lo que pasó hace muchos años, sino
que actualizamos aquel momento recordando que en nuestro propio bautismo se
hizo actualidad lo que pasó con Jesús ese día. El día que fuimos bautizados,
Dios nos escogió, como escogió a su hijo, para dar a conocer su mensaje. Nos
escogió como sus hijos predilectos, como sus hijos amados, y nos envió a
cumplir la misión de anunciar su evangelio.
Entonces, que es lo que ha fallado. Si nosotros fuéramos conscientes
de nuestra misión, del maravilloso regalo que el Señor nos hizo el día de
nuestro bautismo, nuestra vida debería ser distinta. Debería ser una vida
entregada por completo a llevar a plenitud el don del Espíritu Santo que el
Señor nos regaló.
Pero en nuestra vida hay otras preocupaciones, otras
prioridades que nos impiden vivir en total libertad ese camino en el que
nuestros padres nos pusieron nada más que nacer al pedir el bautismo para
nosotros.
Cuenta una antigua leyenda que un rey recibió como obsequio,
dos pequeños halcones, y los entregó al maestro de cetrería para que los
entrenara.
· Pasados unos meses, el maestro le informo al rey que uno de los halcones estaba perfectamente pero que al otro no sabía que le sucedía, no se había movido de la rama donde lo dejo desde el día que llegó.
· El rey mandó llamar a curanderos y sanadores para que vieran al halcón, pero nadie pudo hacer volar el ave. Encargó entonces la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió.
· Al día siguiente por la ventana, el monarca pudo observar, que el ave aún continuaba inmóvil. Entonces decidió comunicar a su pueblo que ofrecería una recompensa, a la persona que hiciera volar al halcón, a la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente por los jardines.
El rey le dijo a su corte, traerme al autor de ese milagro. Su corte rápidamente le presento a un campesino. El rey le pregunto:
- ¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres mago?
Intimidado el campesino le dijo al rey:
- Fue fácil, mi rey, sólo corté la rama, y el halcón voló, se dio cuenta que tenía alas y comenzó a volar.
· Pasados unos meses, el maestro le informo al rey que uno de los halcones estaba perfectamente pero que al otro no sabía que le sucedía, no se había movido de la rama donde lo dejo desde el día que llegó.
· El rey mandó llamar a curanderos y sanadores para que vieran al halcón, pero nadie pudo hacer volar el ave. Encargó entonces la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió.
· Al día siguiente por la ventana, el monarca pudo observar, que el ave aún continuaba inmóvil. Entonces decidió comunicar a su pueblo que ofrecería una recompensa, a la persona que hiciera volar al halcón, a la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente por los jardines.
El rey le dijo a su corte, traerme al autor de ese milagro. Su corte rápidamente le presento a un campesino. El rey le pregunto:
- ¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres mago?
Intimidado el campesino le dijo al rey:
- Fue fácil, mi rey, sólo corté la rama, y el halcón voló, se dio cuenta que tenía alas y comenzó a volar.
Cada bautizado, tiene en sí mismo el don para realizar
grandes obras, ya que Dios le regaló el Espíritu Santo el día de su bautismo.
El problema está en que es más fácil vivir en nuestra comodidad, que dejarse
llevar por ese espíritu. Es más fácil vivir preocupado de mí y de los míos que
vivir entregado por los que me necesitan aunque no los conozca. Es más fácil
hacer oídos sordos a los sufrimientos ajenos, poniendo como excusa que
problemas tenemos todos. Es más fácil, limpiar mi conciencia con cualquier obra
buena, para luego encerrarme en mi mismo y olvidarme de los demás.
Tenemos un don, el mejor don, no lo desperdiciemos parados
en nuestra rama. Cortemos aquello que nos impide volar, y adentrémonos en el
mundo que Dios nos ha regalado para llevar a cabo nuestra misión: dar a conocer
a Jesucristo a todos, viviendo como él vivió.
FELIZ DOMINGO Y QUE DIOS OS BENDIGA.
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