LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 9, 30-37
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la
montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase porque iba
instruyendo a sus discípulos. Les decía:
-- Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los
hombres, y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará.
Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó:
-- De que discutíais por el camino
Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido
quien era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:
-- Quien quiera ser le primero, que sea el último de todos y
el servidor de todos.
Y acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó
y les dijo:
-- El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a
mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.
HOMILÍA
¿Para qué sirve ser bueno? Esa es la pregunta que un niño le
hizo a su padre. ¿Para qué sirve ser bueno? ¿Si cuando soy bueno siempre se
aprovechan de mi? ¿Si los niños que son unos abusones siempre se lo pasan mejor
que los que somos buenos? ¿Para qué sirve ser bueno?.
El padre cogió un saco de carbón, y salió con su hijo hasta
el jardín. Allí estaba tendida una sábana blanca. Entonces el padre le dijo a
su hijo: Lanza el carbón contra la sábana. El niño que no sabía por qué debía
hacerlo comenzó a lanzar carbón con miedo. Pero luego fue cogiéndole el
gustillo y terminó por lanzar el saco entero.
¿Cómo se ha quedado la sábana? Preguntó el padre. Negra,
dijo el hijo. Eso es lo que pasa cundo somos malas personas con los demás, les
hacemos daño y ellos sufren. Y entonces lo llevó al cuarto de baño, lo `puso
ante el espejo y le preguntó: ¿y tu como has quedado?. Imaginaos como estaba el
niño, negro y lleno de carbón.
Así es como quedamos nosotros después de portarnos mal con
los demás, ellos sufren, pero nosotros también, ya que las malas obras afean
nuestro corazón.
Por eso decía Jesús, “el que quiera ser el primero, sea
vuestro servidor”, no para fastidiarnos la vida, sino para todo lo contrario,
para que seamos felices.
Las personas más felices que yo he conocido, han sido
aquellas que estaban por completo al servicio de los demás, porque no tenían
nada, solo a Dios, y con eso les bastaba.
Vamos a pedirle al Señor, que siempre seamos los primeros.
Eso será señal de que servimos mucho y de que somos muy felices.
FELIZ DOMINGO Y QUE DIOS OS BENDIGA.
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