viernes, 25 de diciembre de 2020

SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR

 

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 1, 1-18

En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.

La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Juan da testimonio de él y grita diciendo:

-- Este es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."

Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

HOMILÍA

Carta de Jesús para ti:

Como sabes, hoy es mi cumpleaños. Todos los  años se hace una gran fiesta en mi honor y creo que en este año sucederá lo mismo. En estos días la gente hace muchas compras, hay anuncios en la radio, en la televisión y, en todas partes, no se habla de otra.

 La verdad, es agradable saber que, al menos un día del año, algunas personas piensan un poco en mi. Como tú sabes, hace muchos años empezaron a festejar mi cumpleaños. Al principio parecían comprender y agradecer lo mucho que hice por ellos, pero hoy en día nadie  sabe para qué lo celebran. La gente se reúne y se divierte mucho, pero no sabe de qué se trata. Recuerdo el año pasado, al llegar el día de mi cumpleaños, hicieron una gran fiesta en mi honor. Había cosas muy deliciosas en la mesa, todo estaba decorado y recuerdo también que había muchos regalos; pero.... ¿Sabes una cosa? Ni siquiera me invitaron. Yo era el invitado de honor y ni  siquiera se acordaron de invitarme. La fiesta era para mí y cuando llegó el gran  día me dejaron afuera, me cerraron la puerta... y yo quería compartir la mesa con ellos.  La verdad no me sorprendí, porque en los últimos años todos me cierran  la  puerta. Y, como no me invitaron, se me ocurrió estar sin hacer ruido. Entré  y me quedé en el rincón. Estaban todos bebiendo, había algunos ebrios contando chistes, carcajeándose. La estaban pasando en grande. Para colmo, llegó un viejo gordo vestido de rojo, de barba blanca y gritando ¡jo-jo-jo-jo!. Parecía que había bebido de más. Se dejó caer pesadamente en  un sillón y todos los niños corrieron hacia él, diciendo: ¡Papa Noël, Papá Noël!". ¡Como si la fiesta fuese en su honor! Llegaron las doce de  la noche y todos comenzaron a abrazarse; yo extendí mis brazos esperando  que alguien me abrazara y, ¿sabes?, nadie me abrazó... De repente todos empezaron a repartirse los regalos, uno a uno los fueron abriendo, hasta que  se abrieron todos. Me acerqué para ver si de casualidad había alguno  para  mí. ¿Qué sentirías si el día de tu cumpleaños se hicieran regalos unos a otros y a ti no te regalaran nada?. Comprendí entonces que yo sobraba en esa  fiesta, salí sin hacer ruido, cerré la puerta y me retiré. Cada año que pasa es peor, la gente sólo se acuerda de la cena, de los regalos y de las fiestas, y de mi nadie se acuerda.  Quisiera que esta Navidad me permitieras entrar en tu vida, quisiera que  reconocieras que hace casi dos mil años vine a este mundo para dar mi vida  por ti en la cruz y de esa forma poder salvarte. Hoy sólo quiero que tú reconozcas esto con todo tu corazón.

Voy a contarte algo, he pensado que como muchos no me invitaron a su fiesta, voy a hacer la mía propia, una fiesta grandiosa como la que  jamás nadie se imaginó, una fiesta espectacular. Todavía estoy haciendo los últimos arreglos, por lo que este año estoy  enviando muchas invitaciones y en este día, hay una invitación para ti,  sólo quiero que me digas si quieres asistir, te reservaré un lugar, y escribiré tu nombre con letras de oro en mi gran libro de invitados. En esta fiesta sólo habrá invitados con previa reserva, y se tendrán que quedar afuera aquellos que no contesten mi  invitación.  Prepárate porque cuando todo esté listo, daré la gran fiesta. Hasta pronto...TU AMIGO, JESÚS.

FELIZ NAVIDAD A TODOS, Y QUE EL NIÑO QUE NACE NOS HAGA A NOSOTROS NACER A UNA VIDA LLENA DE AMOR.

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