LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 3, 16-18
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que
no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque
Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se
salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está
juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.
HOMILÍA
«Una noche, se reunieron las mariposas con el deseo de saber
algo sobre la llama. Dijeron todas: “Tenemos que encontrar a alguien que pueda
darnos noticias de este asombroso ser”. Una mariposa fue hasta un lejano
castillo y percibió en su interior la luz de una vela. Volvió y contó lo que
había visto; se puso a hacer la descripción de la vela según la medida de su inteligencia.
Pero la sabia mariposa que presidía la reunión dijo: “no sabes nada de la llama”.
Otra mariposa pasó cerca de la vela y se aproximó. Tocó con
sus alas la llama, la vela fue victoriosa y ella terminó con las alas algo
chamuscadas. También volvió y reveló algo del misterio de la cuestión. Explicó
un poco en qué consistía la unión con la vela; pero la mariposa sabia le dijo:
“Tu explicación no es más exacta que la que ha dado tu compañera”.
Una tercera mariposa se levantó ebria de conocimiento; fue a
echarse violentamente contra la llama de la vela: lanzada por sus patas de
atrás, tendió al mismo tiempo las de delante hacia la llama. Ella misma se
perdió y se identificó alegremente con la llama; la abrazó por completo y sus
miembros se volvieron rojos como el fuego. Cuando la sabia mariposa, jefe de la
reunión, vio de lejos como se había hecho una con la llama, dijo: “Sólo esta ha
alcanzado el objetivo, ahora ella sabe algo sobre la llama”.
Lo mismo pasa con Dios, ¿Cuál es la característica principal
de Dios? Unos dirán que el hecho de ser tres personas en una sola naturaleza es
su definición, pero la realidad es que la característica principal no es otra
que el amor. Y claro está sólo el que ha experimentado ese amor, y se ha
quemado con él podrá saber realmente de que se trata.
Celebramos hoy la Santísima Trinidad, y de lo que hablamos
hoy no es de cómo se explica eso, de cómo es posible que haya tres personas en
una naturaleza, sino de lo que hace posible que eso sea así, y que no es otra
cosa que el amor. Es el amor de Dios Padre por nosotros lo que hizo que enviara
a Dios Hijo a morir para darnos nueva vida, y lo que hizo al Hijo a enviarnos a
Dios Espíritu Santo para que estuviera siempre con nosotros.
Y sólo si hemos experimentado ese amor profundo que Dios nos
tiene, entenderemos cómo es posible eso, y cómo es posible que en nuestra vida
se siga haciendo presente ese Dios Trinidad, ya que cada vez que amamos a los
demás, estamos mostrando al mundo ese gran misterio de la Trinidad, ya que con
nuestro amor hacemos presente al Padre, con nuestra entrega, al Hijo, y con
nuestra presencia y nuestra preocupación, al Espíritu Santo.
Que nosotros seamos testigos fieles de la Trinidad, no sólo
porque creamos en ella, sino porque con nuestra vida la hagamos presente allí
donde nosotros estemos.
FELIZ DOMINGO Y QUE DIOS OS BENDIGA.
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