LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 24, 46-53
En aquel tiempo dijo
Jesús a sus discípulos:
-- Así estaba
escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en
su nombre predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los
pueblos, comenzando por Jerusalén. Y vosotros sois testigos de esto. Yo os
enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que
os revistáis de la fuerza de lo alto.
Después los sacó
hacia Betania, y levantando las manos los bendijo. Y mientras los bendecía, se
separó de ellos (subiendo hacia el cielo) Ellos se volvieron a Jerusalén con
gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.
HOMILÍA
Un día San Francisco de Asís, al salir del convento, se
encontró con Fray Junípero. Fray Junípero era un fraile bueno y sencillo y san
Francisco lo quería mucho. Al cruzarse con él, le dijo:
-Fray Junípero, vente conmigo a predicar
-Padre -le contestó éste- tú sabes que tengo pocas letras.
¿Cómo me las voy a arreglarlo para predicar a la gente?.
Pero ante la insistencia de san Francisco, Fray Junípero
acabó por aceptar.
Dieron vueltas y vueltas por toda la ciudad, rezando en
silencio por todos los que estaban trabajando en las tiendas y en los huertos.
Sonrieron a los niños que pasaban, en especial a los más pobres. Se
entretuvieron charlando un rato con los ancianos. Repartieron caricias a los
enfermos y a los impedidos. Y ayudaron a una pobre mujer a llevar un pesado
cántaro lleno de agua.
Después de haber recorrido varias veces la ciudad en una y
otra dirección, san Francisco dijo:
-Fray Junípero, ya es hora de volver al convento.
- Pero, ¿y nuestra predicación? –preguntó sorprendido Fray
Junípero.
- ¿Y qué crees tú que hemos hecho por la ciudad sino
predicar? – contestó sonriente San Francisco.
“Vosotros sois testigos de esto”, fueron las palabras de
despedida del Señor antes de ascender a los cielos. Fue un encargo a los
apóstoles y hoy es un encargo que nos hace a todos nosotros.
Nuestra vida de cristianos, se fundamente en la predicación,
pero no de palabra, sino con nuestras obras, con nuestra manera de vivir y con
nuestro esfuerzo diario por hacer a las personas que se encuentran con nosotros
un poquito más felices.
Que la fiesta de la ascensión, nos ayude a todos nosotros a
vivir cada día nuestra vocación de cristianos siendo testigos de Jesucristo con
nuestra vida.
FELIZ DOMINGO Y FELIZ SEMANA. QUE DIOS OS BENDIGA.
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