LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 23, 1-12
En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos,
diciendo:
-- En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los
fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen,
porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y
se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover
un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan
las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros
puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les
hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros. Vosotros, en
cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y
todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra,
porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros,
porque uno solo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será
vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será
enaltecido.
HOMILÍA
En un pequeño pueblo
una mujer se llevó una gran sorpresa al ver que había llamado a su puerta un
extraño correctamente vestido que le pedía algo de comer.
Lo siento -dijo
ella-, pero ahora mismo no tengo nada en casa.
No se preocupe, dijo
amablemente el extraño, tengo una piedra de sopa en mi cartera. Si usted me
permitiera echarla en una olla de agua hirviendo yo haría la más exquisita sopa
del mundo. Consiga una olla muy grande por favor.
A la mujer le picó
la curiosidad, puso la olla al fuego y fue a contar el secreto de la piedra a
sus vecinas. Cuando el agua rompió a hervir, todo el vecindario se había
reunido allí para ver a aquel extraño y su piedra de sopa.
El extraño dejó caer
la piedra en el agua, luego probó una cuchara con verdadera delectación y
exclamó: ¡Deliciosa! Lo único que necesita es unas cuantas papas.
- ¡¡Yo tengo unas
papas en mi cocina!!, gritó una mujer.
Y en pocos minutos
estaba de regreso con una gran fuente de papas peladas que fueron derecho a la
sopa. El extraño volvió a probar el brebaje:
¡Excelente! dijo y añadió pensativamente:
¡Excelente! dijo y añadió pensativamente:
- Si tuviéramos un
poco de carne, haríamos un cocido más apetitoso.
Otra ama de casa
salió zumbando y regreso con un pedazo de carne que el extraño tras aceptarlo
cortésmente introdujo en el puchero.
Cuando volvió a probar el caldo, puso los ojos en blanco y dijo:
Cuando volvió a probar el caldo, puso los ojos en blanco y dijo:
- ¡Ah , qué sabroso!
Si tuviéramos unas cuantas verduras, sería perfecto, absolutamente perfecto...
Una de las vecinas
fue corriendo hasta su casa y volvió con una cesta llena de cebollas y
zanahorias; después de introducir las verduras en el puchero, el extraño probó
nuevamente la sopa y con tono autoritario dijo: - la sal.
Aquí la tiene, le
dijo la dueña de casa. A continuación dio otra orden: ¡¡Platos para todo el
mundo!!.
La gente se apresuró
a ir a sus casas en busca de platos.
Algunos regresaron
trayendo incluso pan y frutas.
Luego se sentaron
todos a disfrutar de la espléndida comida, mientras el extraño repartía
abundantes raciones de su increíble sopa.
Todos se sentían
extrañamente felices mientras reían, charlaban y compartían por primera vez su
comida. En medio del alborozo, el extraño se escabulló silenciosamente, dejando
tras de si la milagrosa piedra de sopa, que ellos podrían usar siempre que
quisieran hacer la más deliciosa sopa del mundo...
Hoy es Jesucristo el que llama a nuestra puerta, trae su
Palabra, su mensaje. Pero al igual que aquella piedra, sólo servirá si somos
capaces de acompañarla con algo más, no basta sentarse y escuchar. No basta con
decirnos cristianos, debemos acompañarlo con una vida llena de obras, llena de
entrega por los demás.
Sin obras, el Evangelio se queda en nada, nuestra vida de
cristianos se queda vacía, nuestro bautismo se queda en una farsa.
Hagamos de nuestra vida una sopa que tenga como base
principal la Palabra de Dios, pero acompañémosla con una gran cantidad de
buenas obras, para que así nosotros podamos disfrutar de ella, pero sobre todo
que los que nos rodean puedan disfrutar de nosotros y de nuestra vida entregada
por Dios y por los hermanos.
FELIZ DOMINGO Y QUE DIOS OS BENDIGA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario