LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 18, 15-20
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
--Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si
te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a
otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres
testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni
siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano. Os aseguro
que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que
desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os aseguro, además, que si
dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi
Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí
estoy yo en medio de ellos.
HOMILÍA
El poeta Coleridge recibió un día la visita de un admirador.
Cuentan que en el transcurso de la conversación, surgió el tema de la niñez y la educación:
- "Creo", afirmó con rotundidad el visitante, "que debe dejarse a los niños total libertad para que piensen y actúen desde que son muy pequeños y que puedan tomar sus propias decisiones sin que nosotros intervengamos. Sólo así podrán desarrollar al máximo toda su potencialidad."
- "Ven a ver mi jardín de rosas", le dijo Coleridge, acompañando a su admirador hasta el jardín.
Al verlo, el visitante exclamó:
- "¡Pero esto no es un jardín... esto es un patio lleno de maleza!"
- "Solía estar lleno de rosas", dijo el poeta, "pero este año decidí dejar a las plantas de mi jardín en total libertad de crecer a sus anchas sin atenderlas. Y este es el resultado."
Cuentan que en el transcurso de la conversación, surgió el tema de la niñez y la educación:
- "Creo", afirmó con rotundidad el visitante, "que debe dejarse a los niños total libertad para que piensen y actúen desde que son muy pequeños y que puedan tomar sus propias decisiones sin que nosotros intervengamos. Sólo así podrán desarrollar al máximo toda su potencialidad."
- "Ven a ver mi jardín de rosas", le dijo Coleridge, acompañando a su admirador hasta el jardín.
Al verlo, el visitante exclamó:
- "¡Pero esto no es un jardín... esto es un patio lleno de maleza!"
- "Solía estar lleno de rosas", dijo el poeta, "pero este año decidí dejar a las plantas de mi jardín en total libertad de crecer a sus anchas sin atenderlas. Y este es el resultado."
Seguro que habéis escuchado esta frase, e incluso la habéis
dicho alguna que otra vez, “yo no me meto en la vida de nadie, porque bastante
tengo yo con la mía”. Y es verdad, que para qué nos vamos a meter en lo que
cada uno hace, si somos libres de hacer lo que queramos, porqué no vamos a
dejar que los demás lo hagan.
Por eso yo les diría a todos los padres, ¿por qué os metéis
en la vida de vuestros hijos? Dejad que hagan lo que quieran, dejadlos libres
para que hagan lo que les apetezca.
Más de uno estará pensando, “pero es que no es lo mismo, lo
que hagan los demás y lo que hagan mis hijos o mis seres queridos. Yo los
quiero y por eso me importa lo que hacen”. Y ¿qué sucede? ¿Que a los demás no
los queremos? ¿que de aquellos que no son de los nuestros no nos preocupamos?.
Para un cristiano ese razonamiento no es válido, porque todos los que nos
encontramos en nuestra vida son parte de nosotros, son algo nuestro.
Por eso el reprender al que tenemos al lado y se ha
equivocado es una obligación, no porque nos queramos meter en su vida, sino
porque lo queremos y nos importa lo que haga. San Pablo decía en la segunda
lectura que todos los mandamientos, toda la ley del cristiano se resume en
amar, y amando, nunca podremos hacerle daño a nadie. Por eso preocuparnos de
los demás y corregirlos, siempre con amor, no es entrometernos en su vida, es
amarlos un poquito más, como Dios hace con nosotros.
Que no nos desentendamos de
los demás, que los consideremos como algo nuestro, simplemente porque
los amemos, como Dios nos ama a nosotros y le preocupa lo que hacemos.
FELIZ DOMIGO Y QUE DIOS OS BENDIGA.
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