LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 4,35-40
Un día, al
atardecer, dijo Jesús a sus discípulos:
--Vamos a la otra
orilla.
Dejando a la gente,
se lo llevaron en la barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se
levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi
llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron,
diciendo:
--Maestro, ¿no te
importa que nos hundamos?
Se puso en pie,
increpó al viento y dijo al lago:
--¡Silencio,
cállate!
El viento cesó y
vino una gran calma. Él les dijo:
--¿Por qué sois tan
cobardes? ¿Aún no tenéis fe?
Se quedaron
espantados y se decían unos a otros:
--¿Pero quién es
éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!
HOMILÍA
“Un profesor universitario retó a sus alumnos con esta
pregunta. ¿Dios creó todo lo que existe? Un estudiante contestó valiente: Sí,
lo hizo. ¿Dios creó todo?, preguntó nuevamente el profesor. Sí señor, respondió
el joven. El profesor contestó, "Si Dios creó todo, entonces Dios hizo al
mal, pues el mal existe, y bajo el precepto de que nuestras obras son un
reflejo de nosotros mismos, entonces Dios es malo". El estudiante se quedó
callado ante tal respuesta y el profesor, feliz, se jactaba de haber probado
una vez más que la fe era un mito”.
Otro estudiante levantó su mano y dijo: ¿Puedo hacer una
pregunta, profesor? Por supuesto, respondió el profesor. El joven se puso de
pie y preguntó: ¿Profesor, existe el frío? ¿Qué pregunta es esa? Por supuesto
que existe, ¿acaso usted no ha tenido frío? El muchacho respondió: De hecho,
señor, el frío no existe. Según las leyes de la física, lo que consideramos
frío, en realidad es la ausencia de calor. "Todo cuerpo u objeto es
susceptible de estudio cuando tiene o transmite energía, el calor es lo que
hace que dicho cuerpo tenga o transmita energía. El cero absoluto es la
ausencia total y absoluta de calor, todos los cuerpos se vuelven inertes,
incapaces de reaccionar, pero el frío no existe. Hemos creado ese término para
describir cómo nos sentimos si no tenemos calor".
Y, ¿existe la oscuridad? Continuó el estudiante. El profesor
respondió: Por supuesto. El estudiante contestó: Nuevamente se equivoca, señor,
la oscuridad tampoco existe. La oscuridad es en realidad ausencia de luz. La
luz se puede estudiar, la oscuridad no, incluso existe el prisma de Nichols
para descomponer la luz blanca en los varios colores en que está compuesta, con
sus diferentes longitudes de onda. La oscuridad no. Un simple rayo de luz rasga
las tinieblas e ilumina la superficie donde termina el haz de luz. ¿Cómo puede
saber cuan oscuro está un espacio determinado? Con base en la cantidad de luz
presente en ese espacio, ¿no es así? Oscuridad es un término que el hombre ha
desarrollado para describir lo que sucede cuando no hay luz presente.
Finalmente, el joven preguntó al profesor: Señor, ¿existe el
mal? El profesor respondió: Por supuesto que existe, como lo mencioné al
principio, gracias a él vemos violaciones, crímenes y violencia en todo el
mundo, esas cosas son del mal. A lo que el estudiante respondió: El mal no
existe, señor, o al menos no existe por sí mismo. El mal es simplemente la
ausencia de Dios, es, al igual que los casos anteriores un término que el
hombre ha creado para describir esa ausencia de Dios. Dios no creó al mal. No
es como la fe o el amor, que existen como existen el calor y la luz. El mal es
el resultado de que la humanidad no tenga a Dios presente en sus corazones. Es
como resulta el frío cuando no hay calor, o la oscuridad cuando no hay luz.
Entonces el profesor, después de asentar con la cabeza, se quedó callado. El
joven se llamaba Albert Einstein”
Que este mundo tiene muchas cosas que mejorar, está claro.
Lo único que nos pide el Señor, que siempre nos acompaña y que siempre está con
nosotros a nuestro lado es que confiemos, que pongamos nuestras vidas en sus
manos y sobre todo que no tengamos miedo a afrontar todas las dificultades,
porque él camina a nuestro lado.
Esto no es cuestión de pasotismo, o de dejarlo todo en manos
del Señor, sino que es cuestión de confianza, de fe, de entrega, y sobre todo
de amor. Dejemos que el Dios del amor guie nuestras vidas, para poder ser
nosotros presencia de Dios para los demás.
FELIZ DOMINGO Y QUE DIOS OS BENDIGA.
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