LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 13, 44- 52
En aquel tiempo,
dijo Jesús a la gente:
-- El reino de los
cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo
vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra
el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas
finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y
la compra. El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el
mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla,
se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo
sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los
buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de
dientes. ¿Entendéis bien todo esto?
Ellos le contestaron:
-- Sí.
Él les dijo:
--Ya veis, un
escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va
sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.
HOMILÍA
El rico industrial del Norte se horrorizó cuando vio a un
pescador del Sur tranquilamente recostado contra su barca y fumando una pipa.-
«¿Por qué no has salido a pescar?», le preguntó el industrial.- «Porque ya he
pescado bastante por hoy», respondió el pescador.- «¿Y por qué no pescas más de
lo que necesitas?», insistió el industrial.- «¿Y qué iba a hacer con ello?»,
preguntó a su vez el pescador.- «Ganarías más dinero», fue la respuesta.- «De
ese modo podrías poner un motor a tu barca. Entonces podrías ir a aguas más
profundas y pescar más peces. Entonces ganarías lo suficiente para comprarte
unas redes de nylon, con las que obtendrías más peces y más dinero. Pronto
ganarías para tener dos barcas... y hasta una verdadera flota. Entonces serías
rico, como yo». - «¿Y qué haría entonces?», preguntó de nuevo el pescador. -
«Podrías sentarte y disfrutar de la vida», respondió el industrial.
- «¿Y qué crees que estoy haciendo en este preciso momento?», respondió el satisfecho pescador.
- «¿Y qué crees que estoy haciendo en este preciso momento?», respondió el satisfecho pescador.
La s lecturas de este domingo nos hablan de algo que parece
que se nos está olvidando: las prioridades.
No todo vale en nuestra vida, y debemos tener claro cuál es
nuestra prioridad para poder luchar por ella. Para trabajar con ahínco para
conseguirla.
Sólo si hemos descubierto el tesoro inmenso que es Dios,
podremos trabajar por construir su reino, sólo si hemos conocido lo que Dios
vale para nosotros, podremos dejar todo lo que no nos sirve, todo lo que no
tiene valor, para dedicarnos por completo a hacer posible que el Reino de Dios
esté entre nosotros.
El problema es que muchas veces nuestra prioridad está e ser
más, en tener más, y está claro que así se nos olvida los que tenemos
alrededor, se nos olvida que lo importante es ser feliz para hacer felices a
los demás.
Que seamos capaces de descubrir el gran tesoro que el Señor
nos ha traído, y que luchemos por él deshaciéndonos de todas las cosas que no
nos hacen falta y quedándonos con lo realmente importante, el amor que Dios nos
tiene y que nosotros debemos tener a los demás.
FELIZ DOMINGO Y QUE DIOS OS BENDIGA.
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