domingo, 20 de mayo de 2018

SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS


LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 20, 19-23

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:

--Paz a vosotros

Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:

-- Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.

Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:

-- Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.



HOMILÍA

Celebramos la fiesta de Pentecostés. Hoy hace cincuenta día que estábamos celebrando la Resurrección del Señor. Hoy recordamos cómo Dios envió su Espíritu sobre los apóstoles, y como lo sigue enviando sobre todos nosotros. Pero ¿cuál es la labor del Espíritu Santo?. ¿Cómo actúa?.

Hace ya algún tiempo un hombre castigó a su pequeña hija de tres años por desperdiciar un rollo de papel dorado para envolver. El dinero le era escaso en esos días, por lo que explotó en furia cuando vio a la niña tratando de envolver una caja.

A la mañana siguiente, la niña regaló a su padre la caja envuelta y le dijo: “Esto es para ti, papá”. Él se sintió avergonzado, pero cuando abrió la caja y la encontró vacía, otra vez gritó con ira: “¿acaso no sabes que cuando se le da un regalo a alguien se supone que tiene que haber algo dentro?”

La pequeña miró a su padre y con lágrimas en los ojos dijo: “¡Oh, papá, no está vacía! Yo soplé un montón de besos dentro de esa caja y todos son para ti”.

El padre se sintió morir, rodeó con sus brazos el pequeño cuerpo de su hija y le suplicó que lo perdonara.

Dicen que el hombre guardó esa caja dorada cerca de su cama por años y que siempre que se sentía derrumbado, tomaba de ella un beso y recordaba el amor que su hija había depositó ahí.

Hay cosas en la vida, que no se ven, pero que están ahí y que nos hacen salir adelante, y alegrarnos en los momentos difíciles. Ese es el Espíritu Santo. Es esa presencia de Dios que aunque no se ve, se nota, se siente y hace que vivamos nuestras vidas desde la voluntad de Dios, con la alegría de saber que siempre estamos acompañados, que siempre tenemos al espíritu con nosotros.

FELIZ DOMINGO Y FELIZ SEMANA. QUE DIOS OS BENDIGA.

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