domingo, 18 de febrero de 2018

DOMINGO I DE CUARESMA


LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 1, 12- 15

En aquel tiempo el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás, vivía entre alimañas y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía:

-- Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creer en el Evangelio.

HOMILÍA

Tres ranas cayeron en un balde lleno de leche.

La primera, pesimista, pensó enseguida que no había nada que hacer. Desanimada permaneció quieta y poco a poco se fue hundiendo hasta que se ahogó.

La segunda, lúcida razonadora, pensó que podría salir de apuros dando un gran salto. Con la idea fija en la mente calculó los valores algebraicos de la trayectoria, halló ecuaciones parabólicas y dinámicas, después dio un salto. Pero, enfrascada como estaba en sus elucubraciones, no había notado que el balde tenía un mango.  Y contra el mango fue a destrozarse.

La tercera rana tenía un gran deseo de vivir. No reflexionó mucho, pero quería salir de aquel apuro. No supo hacer otra cosa que expresar tal deseo: se movió, se agitó, se rebeló contra su suerte… Y tanto se movió y luchó que la leche se volvió mantequilla, sacudida por tanto movimiento. Y esta tercera rana fue quien se salvó.

Comenzamos el tiempo de Cuaresma, tiempo de preparación para la Semana Santa. 40 días en los que como dice Jesús, convertirnos, cambiar de vida. Pero como siempre que llegan estos días necesitamos de una actitud para que nos sirvan, y hay varias actitudes. Yo las resumiría en las tres de las ranas del cuento:

Por un lado podemos caer en el pesimismo, en el decir que ya no podemos cambiar, que somos lo que somos, y entonces la Cuaresma pasará por nuestras vidas sin servirnos para nada.

Podemos también pensar que este tiempo es para preparar muchas cosas, para organizar procesiones, para preparar las celebraciones litúrgicas, la reunión familiar, y así la Cuaresma se marcha como llega, sin tocar el corazón ni nuestra vida.

Pero podemos darnos cuenta de que nuestra vida necesita un cambio, que hay actitudes que podemos y queremos cambiar, y luchamos con todas nuestras fuerzas en hacerlo, aunque sabemos que es difícil. Y es entonces cuando estos días cobran sentido y se empieza a notar en nosotros el espíritu de la Cuaresma, y llegamos a la Pascua con un corazón que aunque no hay conseguido quitar todo lo que le estorba, está trabajado en dejarse amar por Dios e intentar amar a los hermanos.

No dejemos que la Cuaresma se nos escape sin luchar por convertirnos un poquito al Señor.

FELIZ DOMINGO Y QUE DIOS OS BENDIGA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario