domingo, 17 de enero de 2016

II DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 2, 1-11
En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús estaba allí; Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino y la madre de Jesús le dijo:
-- No les queda vino.
Jesús le contentó:
-- Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.
Su madre dijo a los sirvientes:
-- Haced lo que él os diga.
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo:
-- Llenad las tinajas de agua.
Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó:
Sacad ahora, y llevádselo al mayordomo.
El mayordomo probó el agua convertido en vino sin saber de donde venía (los sirvientes si lo sabían, pues habían sacado el agua, y entonces llamó al novio y le dijo:
-- Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú en cambio has guardado el vino bueno hasta ahora.
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en él.

HOMILÍA
Una niña pequeña volvía de casa de una vecina que acababa de perder a su  hija de seis años en un trágico accidente. 
-  ¿Qué tenías que hacer tú en casa de la vecina? – le preguntó el padre 
-  Fui a consolar  a la madre 
-  Y, ¿qué podías hacer tú para consolarla? 
-  Me senté sobre sus rodillas y me puse a llorar con ella.
Compartir, esa es la palabra clave que Jesucristo quiere trasmitirnos a través de este trocillo de Evangelio.
Compartir la tristeza, compartir la alegría, los buenos y malos momentos. En definitiva, los cristianos somos gente que comparte.
Jesús compartió aquel momento de felicidad que fue la boda en Caná, y les dio lo que tenía. Labor nuestra es ahora compartir lo que somos y tenemos con aquellos que se cruzan en nuestro camino.
Y claro está, no olvidemos nunca a la Madre. Ella también compartió aquella boda, y sigue compartiendo con nosotros todos nuestros momentos. Pongámonos en sus brazos de madre y animémonos a dar, a compartir, a ser imágenes de Cristo.
FELIZ DOMINGO Y QUE DIOS OS BENDIGA.

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